CAP 1

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El leve sonido de la cerradura de la puerta me despierta de mi pequeño trance. Me levanto de la cama sin hacer el mas mínimo ruido y me asomo por el marco de la puerta.

- Meeeeel...Ya estoy en casaaaa- Un hombre de unos cuarenta y cinco años arrastra las palabras pesadamente.

Mi padre. Huele a alcohol. Esta borracho. Otra vez. Cierro la puerta y me escondo en el hueco que queda entre la cama y la pared, y rezo en silencio por que crea que no estoy en casa.

-Meeeeeel- Su voz se acerca cada vez más, y me encojo en el sitio por acto reflejo.

Cuando la puerta de mi habitación se abre, mi labio inferior comienza a temblar y las lágrimas comienzan a salir silenciosamente sin poder hacer nada para remediarlo.

Mi padre esta de pie en la puerta de mi habitación, y me mira directamente. Me ha visto, no puedo hacer nada. Respiro profundamente y cierro los ojos.

Un fuerte tirón en el pelo me obliga a levantarme, la cara de mi padre esta a escasos centímetros de la mía.

- Estabas escondiéndote de mi??- Una sonrisa cínica se dibuja en sus labios, y me parece un ser repulsivo.

El agarre en mi pelo se hace mas fuerte, y todas las partes de mi cuerpo tiemblan.

- N... no... - La sonrisa de ese ser al que llamo padre se hace mas amplia.

- Mentirosa, eres una mentirosa.

De repente estoy tirada en el suelo, y mis manos van instintivamente a mi cara, protegiéndola.

Los golpes y patadas vienen de todas partes, y es imposible proteger todas las partes de mi cuerpo. Noto cada uno de los golpes, y se que voy a tener que tapar todos esos moratones que se formarán posteriormente.

El dolor se hace cada vez más agudo, pero no grito, no pienso gritar, no voy a darle ese gusto.

Justo cuando pienso que me voy a desmayar, los golpes cesan, y oigo pasos que se alejan, seguidos de un portazo.

Permanezco en el suelo, sin fuerzas para levantarme, y respiro hondo antes de intentar ponerme en pie. Mis piernas tiemblan, pero sorprendentemente consigo mantener el equilibrio hasta la ducha, y abro el grifo, dejando que el agua corra por cada parte de mi cuerpo. Siento un alivio casi inmediato, y suspiro pesadamente.

Mi madre murió hace diez años, cuando yo tan solo tenía siete. Pero yo sabía que murió por su culpa, él la mató. Siempre maltrataba a mi madre, yo lo sabía. Cuando mi padre llegaba de trabajar, yo salía corriendo y me escondía en el hueco de la cama. Sabía que no me tocaría, no lo haría mientras mi madre estuviese ahí para recibir los golpes por mí. Pero me escondía porque no quería escuchar a mi madre gritar de dolor. Sabía que en parte era culpa mía. Si salía me pegaría a mi, yo recibiría esos golpes.

Pero nunca fui capaz de atravesar esa puerta, y siempre me he sentido culpable por ello.

Cuando mi madre murió, sabía que recibiría esos golpes que debería haber recibido desde hace tiempo.

Hacía ya un tiempo que se había dejado. La veía mas apagada. Ese hombre había hecho que deseara la muerte antes que la vida, y no le importó morir. Por eso cuando murió me sentí aliviada por una parte, sabia que descansaría en paz por fin, sin golpes, ni gritos. Pero me sentía sola, ya nadie iba a consolarme. Fue entonces cuando empecé a caer en esa oscuridad.

Salí de la ducha y me tumbé en la cama. Silencio absoluto. Tranquilidad. Cerré los ojos y empecé a quedarme dormida.

- Y la verdad es que es un edificio muy tranquilo. Bueno, aquí tiene las llaves, si necesita algo llámeme. - Fue lo ultimo que escuché antes de caer en un profundo sueño.

DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora