El pequeño híbrido caminaba con los nervios a flor de piel,pues temía que no lo aceptarán y necesitaba urgentemente aquel trabajo.
No tenia hogar ni familia alguna que lo acogiera, el pequeño híbrido de 16 años estaba solo y desamparado; el robar comida a cambio de un golpe, mayormente, con una sartén en la cabeza ya no podía soportarlo, esos malditos carniceros si que tenían buena puntería.
La gente veía a los híbridos como monstruos y abominaciones de la sociedad moderna; algunos decían lo contrario, que eran criaturas realmente hermosas pues su belleza superaba inmesurablemente los estándares de belleza de la sociedad moderna y que solo personas que tuvieran millones de euros en los bolsillos solo podían ser dueños de estas criaturas.
Louis había tenido un dueño, uno bueno, pero por un malentendido este lo echó de la casa, dejándolo a la deriva pues, él híbrido nunca había salido de aquella mansión.
Volviendo al presente, el pequeño híbrido se hallaba frente a las puertas de una gigantesca mansión, mucho más grande que la de su dueño anterior. Con temor a ser corrido de ahí se acerco cautelosamente y todo él timbre.
Varios segundos pasaron y eran una tortura para el gatito, hasta que una voz gruesa respondió
"Quien es y que desea" la piel del gatito se erizo por el tono frío del hombre.
"Ah... Me llamo Louis y vengo p-por él empleo d-de mucam-" leyó rápidamente aquel recorte del diario con la solicitud del empleo"de mucamo" sus mejillas se sonrojaron bastante, pues jamás pensó en trabajar de mucamo y deseaba con todo su ser que no lo echaran.
"Espera un momento"
"O-okay"
Esperó alrededor de 10 minutos y a esas alturas su cuerpo ya no soportaba el frío, eran pasadas las 9 de la noche pero el frío era demasiado para su pequeño y menudo cuerpo.
Sus orejitas se aplanaron y cayeron tratando de abrigarse con su cabello lacio y sedoso, se camuflaban perfectamente y nadie se daría cuenta de que es un híbrido, su cola esponjosa esta dentro de su suéter viejo alrededor de su cintura tratando de mantener una temperatura cálida.
Su cuerpo temblaba y sus dientes castañeaban un poco, un chillido de parte de aquellas inmensas rejas lo asustó, tanto, que lanzo un grito un tanto afeminado.
Se hizo a un lado y vio que un coche de color negro y vidrios polarizados entraba, el intentó seguir al coche pero dos de seguridad llegaron rápidamente y lo empujaron fuera de la propiedad, haciéndolo caer en el gélido suelo y a punto de llorar, pues él era muy sensible.
No contentos con ello, sacaron una pistola cada uno apuntándole en la cabeza, preso del miedo, Louis soltó un pequeño grito y se hizo una pequeña bolita en el pavimento esperando a que dispararan.
Del coche negro salio un hombre, alto, de cabello rizado y labios gruesos, Harry Styles, uno de los hombres más ricos de toda Europa, empresario exitoso y de buen porte.
Este al oír el grito de una fémina se puso alerta y vio a los guardias en la puerta con sus armas listas para disparar. Apresuró su paso hasta ellos, uno de percato de su jefe y dijo
"Señor este maleante quiso irrumpir en la mansión, ¿disparamos señor?"
El pequeño híbrido se dejó ver un poco y gracias a las linternas de los hombres unidas a sus pistolas, logró ver unos ojos azules realmente preciosos; el pequeño, al ver al hombre de rizos prominentes, dejó caer poco a poco su brazo que cubría su rostro.
El rizado vio que: uno, no era una chica quien había gritado, era un chico; dos, este era un hibrido y tres, era el ser más hermoso que había visto.