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La frialdad de Londres fue lo primero que me recibió cuando me baje del avión.

Aunque llevaba un abrigo -pues mi padre me indico que llevara uno-, el frío era algo insoportable. A diferencia de otras personas no llevaba guantes ni bufandas.

Termine de bajarme del avión y mire alrededor del aeropuerto nerviosa.

Genial, ahora solo necesito encontrar a mi padre. El problema? No tengo ni una jodida idea de como luce.

Siento como una oleada de pánico viene a mi.

"Señorita Westford" un hombre mayor, usando un traje de chofer, me mira con seguridad en su rostro.

Siento como el pánico se disipa rápidamente.

"Esa soy yo. Como lo supo?"

"Lucias aterrada" se encogió de hombros, sin mas.

Sonreí con su sincera confesión y lo seguí hasta que se detuvo en un auto negro.

Mi padre me había dicho que no cargara con mucha ropa, pues su esposa Sharon, se había encargado de eso.

Así que solo tome mi teléfono, una foto familiar y la cadena con el dije de un ángel que cargo conmigo desde el dia que tengo memoria. Fue un obsequio de mi madre.

Él abrió la puerta para mi haciéndome una pequeña reverencia.

"Gracias" le dije, antes de entrar al auto.

Observe como el chofer rodeaba el auto y tan pronto entró, prendió la radio.

"Algo que quiera escuchar?" me pregunto.

"Lana del Rey"

El asintió y pulso algún botón en la radio y yo solo deje que la melodía de Summertine Sadness llegara a mis oídos.

A medida que el auto arrancaba observe como las tiendas y personas pasaban como un borrón ante mis ojos.

En lo que me pareció una eternidad, dejamos atrás la ciudad para adentrarnos en una zona boscosa.

El auto se detuvo solo un minuto frente un portón negro inmenso que lucia imperial, que se abría lentamente hasta que el auto volvió a andar.

"Que hermoso" susurré para mi misma. Nos adentramos en un camino de grava cubierto por imponentes pinos, llamativas flores y una fuente con una sirena sujetando un jarrón de agua era el centro del lugar.

Y allí, mas atrás, estaba la casa. Tres personas se encontraban fuera del lugar, todos sonrientes y expectantes a la espera de mi persona.

Cuando nos bajamos del auto y los encare, mi único pensamiento fue que, ellos lucían como la típica familia perfecta. Sus cabelleras rubias y perfecta dentadura.

Mordi mi labio sintiéndome nerviosa y toquetee el dije que me obsequio mi madre.

"Sophie, pequeña" me saludo mi padre, envolviendome en un abrazo y besando mi frente "te has vuelto toda una señorita, eh?"

Yo me sonroje y el solo río un poco.

"Te presento a mi esposa, Sharon"

Sharon era rubia y esbelta. Todo en ella gritaba elegancia.

"Un placer tenerte aquí, Sophie" ella beso mis dos mejillas y luego fijo su vista en la pequeña "Madison, saluda a tu hermana"

Madison, quien era rubia también, me envolvió en un abrazo pero, por su estatura, termino abrazando mi cadera.

SophieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora