Única parte

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Era una tarde súper, súper calurosa. Siendo sincera 35 grados en el distrito Kabuki-chō. No lo aguantaba y menos un Amanto como yo que ni soporta el sol.

Pero Sadaharu tenía hambre. Yo también, y ese estúpido de Gin-chan no estaba apareciendo con las compras que le dije que trajera.

¿Porqué era tan cruel? ¿Dejaras que una hermosa dama como yo muera por no haber comido nada? Ese maldito...

Pero no puedo enojarme con él. Ugh no se porque. Últimamente, cada vez que lo veo, me pongo más nerviosa de lo usual y no consigo tener hambre. Pienso que es porque ya estoy en la edad madura en la que los Yatos ya empiezan a tener cambios de esa manera.

Mi papi me dijo que cuando entre en esa fase voy a ser mucho más fuerte y que voy a poder hacer cosas increíbles. Dijo que voy a poder levantar como 4 elefantes sin dificultad. De alguna manera me pone feliz pero no puedo alegrarme mucho, la sangre de un Yato es lo que más detesto.

Es verdad que el calvo de mi papi haya dicho que los efectos de un Yato adulto empiezan a los 20 años, y yo apenas tengo 18, así que es algo raro. Pero también puede ser que esté adelantada con los cambios en mi cuerpo por estar tanto tiempo en el planeta Tierra.

Cuando le conté esto a Otae, ella me dijo "¿Cómo es que aun no te des cuenta? Ay, Kagura... Son temas de adolescentes, ya entenderás que es lo que sientes por Gintoki."

Yo ya sé lo que siento.... ODIO. EL INÚTIL SIGUE SIN TRAER COMIDA.

Bien... Ya hace tiempo que debía estar acá, veré si a ocurrido algo. Seguro está en problemas como siempre, y su hermosa heroína tendrá que ayudarlo.

Salí de la casa y el sol hizo que cayera al piso rápidamente. El calor me estaba matando. Mire mi ropa y observe como mi vestido rojo estaba empapado de sudor. Tenía que cambiarme, así no saldría a la calle.

Volví a entrar, fui a buscar ropa mucho más cómoda y... ¿Aireada?

Encontré el conjunto que use en la saga Time-Skip. No me gustaba en lo más mínimo pero no quedaba de otra, era este o pantalones (que obviamente no quería usar por el calor) ya que todos mis otros vestidos estaban rotos y sucios por el idiota cobrador de impuestos.

Me duche apenas para sacarme el sudor. Me puse el traje y salí a la calle con mi preciado paraguas.

Cuando ya estaba varios metros de casa sentí que había pisado algo...

¡Era la cola de un gato! Este rápidamente me rasguño la pierna. Lo tomé en mis manos para que dejara de rasguñar y enseguida me di cuenta.

- Wow, que gato más feo.- Hable para mi misma.

Aquel entendió el comentario y se enfureció más, no tuve más remedio que dejarle caer al piso. No sufrió ningún daño.

Aquel gato tenía un pelaje en particular. Me puse de cuclillas para verlo mejor mientras que aquel me gruñía por haberle hecho tal cosa.

Ese gato me recordaba a un samurai terco que nunca trae algo de comida porque se quedo jugando al pachinko toda la tarde.

Y no era solo por su pelo color grisáceo tirando a celeste y esos ojos de pez muerto. Sino por la terrible actitud que demostraba.

Odio a los gatos, nunca sale nada bueno de estos. Prefiero los hermosos y adorables perritos como Sadaharu.

Aquel animal rarito seguía mirándome de arriba hacia abajo y por alguna razón se enojaba más y más. Maullaba muy alto y las personas de alrededor me miraban intrigados y algo molestos por los aullidos del gato.

Se me ocurrió llevarlo conmigo y darle algo de agua, quizás por eso estaba molesto. No quería que la gente me culpe por un estúpido gato. Lo agarre y fui rápidamente a casa. A pesar del calor pude correr y no desmayarme en el intento.

Abrí la puerta corrediza y lo primero que hice fue caer directamente al frío suelo.

- Callate.- El miserable gato seguía maullando a más no poder. Lo detestaba, quería que se callara, el calor me hacía irritar aún más.

Ya después de unos minutos, aquel se cansó y por alguna extraña razón cerró la puerta con su cabeza.

Ya sin sentir el calor de afuera pude sentarme. Mire a aquel animal y noté como me observaba.

- Quizás no seas tan malo.

Me levante. Fui a poner un poco de agua en el tazón de comida de Sadaharu. Se lo di al pequeño gatito.

Este miró desconfiado al tazón pero terminó por beber un poco; mientras él hacía eso fui a buscar el ventilador y lo puse frente a mi cara.

Estaba algo molesta porque el idiota de Gin-chan seguía sin aparecer y tenía mucha hambre. Parece que el gato se dio cuenta por mi cara y se acercó a mi.

Me acosté boca arriba en el piso, quedamos cara a cara, aunque este miraba a bajo y yo hacia arriba. En un segundo el gatito empezó a lamer mi frente, su lengua me hizo cosquillas, lo cual ocasionó una sonrisa en mi.

Aquél ronroneó, parecía aliviado.

- Okey, tienes un punto más.- Le dije al pequeño.

Me había ocasionado problemas pero ahora no parece tan malo. Lo atraje hacia mi para luego alzarlo al aire con mis manos. Su cara seguía siendo la de siempre, con ojos de "no me importa nada".

Después de unos segundo me di cuenta de algo súper raro.

- ¡No puedo creerlo! ¡Tu pelo!- En mis manos tenía la cosa más suave del mundo.

Me incorpore para sentarme y así acariciarlo.- Eres tan lindo y suave. Ojala Gin-chan estuviera acá para mostrarle.

Acerque mi cara a la suya mientras lo abrazaba. Comencé a acariciar sus cachetes contra los míos. Se me hizo tan tierno que lo bese en su lindo hocico.

Pero... Cuando lo hice mis manos sostuvieron algo más pesado de lo que tenía y ya no sentía más el fino pelaje de un felino.

Abrí mis ojos y el cuello de Gin-chan estaba adelante mio. Oh...

Rápidamente noté como mi cuerpo empezó a sentir un gran calor. Estaba muy cerca... ¡Muy cerca! Mire hacia sus ojos para buscar respuestas a lo que acababa de pasar pero lo que vi fue su mirada con sus mejillas un tanto coloradas.

Mi nerviosismo llego al limite. Lo había besado, definitivamente lo había hecho. Sin darme cuenta cerré un puño para estropear esa estúpida cara. Se iba a enterar.

Aun así Gintoki logró detener mi puño. Lo odiaba, lo odiaba. Con su otra mano tomo con algo de paciencia mi mentón para hacer que lo mire a la cara y así decir:

- Hagamos eso de vuelta.

Este gato no me convenceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora