Perfecto, son las 18:10 de la tarde. Llevo 7 minutos llamando al timbre de su casa y no me abre. Dios, solo he llegado 3 minutos tarde. Tenía que acabar de plancharme el pelo.
Tras otros 5 minutos esperando sentada en el pequeño escalón que se encontraba enfrente de la puerta, decidí irme. ¿Quién se creía que era?
Me levanté, claramente indignada. Pero, justo cuando me dispuse a irme, la puerta se abrió, y me encontré al chico de ojos miel riéndose a carcajadas. ¿Le hacía gracia?
-Creo que ya has aprendido la lección. Anda, pasa -dice abriendo un poco más la puerta-
-Tú no me tienes que dar lecciones de nada, gilipollas -le espeté y pasé dentro de la casa-
Estaba solo, menos mal. No tenía ganas de aguantar a padres o hermanos, o lo que tuviese ese estúpido en su casa.
Pasé SOLO y ÚNICAMENTE porque necesitaba un buen comienzo de curso. Y a lo mejor podría arreglar el mal humor del profesor conmigo sacando una buena nota en este trabajo
-Me acabas de llamar gilipollas en mi propia casa, no sé si lo has notado -dice andando hacia una enorme sala de estudios
La verdad es que la casa era enorme. Al entrar me impresionó bastante, pero estaba demasiado ocupada enfadada como para ponerme a alagar su casa
Se sentó en un sofá de cuero negro y me dijo que me sentase a su lado. Obviamente, me senté en la otra punta del sofá. Lo más lejos posible de él. Del cuál, por cierto, no sé ni su nombre
-Voy a ignorar el que ahora mismo pareces una niña chica, y vamos a empezar con el trabajo
-¿Perdona? ¿Lo dice el que no me ha abierto la puerta para "darme una lección"?
Asiente y vuelve a reírse a carcajadas
-No estas acostumbrada, ¿verdad? Me imagino que tipo de chica eres -cojió un tocho de folios de un escritorio y volvió a sentarse-
-¿Qué tipo de chica? -respondí levantando una ceja en forma de amenaza con lo que pudiese decir-
-La típica niña mimada por sus padres, la que todo lo consigue, a la que todos hacen caso, la que piensa que es popular, que todos la conocen, pero en realidad, estoy segura de que ni tú misma te conoces -dice tranquilamente-
¿Quién se cree qué es para decirme eso?
-¿Cómo? Yo sé perfectamente quien soy, y, ¿de qué vas? No te conozco, chaval, baja los humos. He venido aquí a hacer el puto trabajo, no a que me des lecciones de mierda y mucho menos a que me vaciles. Así que ten cuidado -contraataqué-
-Está bien. Pero sabes que todo lo que he dicho es verdad. Y tú tampoco te equivoques conmigo, "princesita", no sabes nada de mi. -coje una hoja de una carpeta en la que tenía escrito el problema- Es un problema difícil, habrá que hacer ecuaciones y todo eso... -dice y coje un lápiz, mientras lee el problema-
-¿Princesita? -le interrumpo-
Este chaval me está tocando las narices
-¿No es así como te llamas?-dice con ironía-
-Gilipollas, me llamo Alba, y lo sabes
-¿Por qué debería saberlo? No te conozco -se peina el tupé-
-No hace falta ser Einstein para saber quien soy
-Resulta que yo no soy Einstein, y no me interesa conocerte. Demasiado... ¿Superficial? ¿Egocéntrica? -al ver mi cara de sorpresa, se encogió de hombros- La gente habla mucho, pequeña, no todos te admiran tanto como tú crees
Vale, esto llegó a su límite. Me levanté, cogí mi móvil y mi bolso y salí de aquella lujosa casa, lejos de aquel estúpido que no conocía, y que se atrevía a decirme todo eso. Pero, ¿de verdad eso pensaba la gente de mi? Estoy acostumbrada a hacer lo que quiero con quien quiero y cuando quiero, bueno, en realidad todos con los que salgo (mis amigas, Jorge, y sus amigos) son así. Además, ¿qué tiene de malo? No, no pienso echarle cuenta a este tío
Sin darme cuenta, me encuentro llamando a Jorge
-¿Si?
-Jorge... Al final si puedo quedar
-Perfecto, estoy solo en casa
-Vale, ahora voy...
Sabía perfectamente lo que iba a pasar... Y aún así fui
ESTÁS LEYENDO
"Nada Es Lo Que Parece".
Novela JuvenilAlba es una chica popular, por decirlo de alguna forma. Pero este curso conoce a un chico que rompe todos sus esquemas e intenta hacer cambiar su forma de ver las cosas. ¿Lo conseguirá? Y si lo hace, ¿las amigas de Alba estarán allí para apoyarla? ¿...