Era el primer partido de la temporada y las gradas estaban repletas, los aplausos estaba sincronizados al igual que las frases de aliento; Jensen estaba por tirar, un jugador del equipo contrario había cometido una falta y ahora el equipo residente tenía derecho a un tiro libre.
—Espero que no la falle porque lo mato— exclamó Irma parándose sobre las puntas de sus pies como si eso le pudiera ayudar, estaba en la primera fila con Mateo, a sólo unos centímetros de entrar por completo al área de juego.
—No lo hará— dijo el artista.
—Tienes mucha fe en él, ¿cierto?— le miró de soslayo, cada vez que tenía oportunidad insinuaba aquél tema que según ninguno de los dos volvería a mencionar.
—Casi tanta como tú la tienes en Fabián— y Mateo siempre contraatacaba.
Irma rió con fuerza, —a ti no se te escapa una.
—Por lo general no.
Ella decidió que lo mejor sería poner atención a la cancha y supo que tuvo razón ya que de lo contrario no lo habría visto, porque instantes después la multitud estalló celebrando el acierto limpio de Jensen.
—¿Ves? Te lo dije— exclamó con orgullo Mateo.
Irma sólo sonrió atando cabos y encajando una pieza más en el gran rompecabezas que había ido armando durante los días pasados. Ella pensaba que los dos eran unos ciegos, testarudos y miedosos; y había llegado a la seria decisión de que si ninguno daba el siguiente paso pronto tendría que intervenir, así fuera bienvenida su ayuda o no.
El tiempo transcurrió y pronto sólo quedaron escasos minutos, el marcador estaba empatado y el ambiente tenso.
Los espectadores contuvieron el aliento cuando Jensen logró robarle el balón al otro equipo y en los últimos segundos pareció sincronizarse con Fabián, ya que este se deshizo de quien lo estuvo marcando, recibió el pase de su amigo y encestó.
La celebración fue brutal, gritos, llantos e incluso botellas plásticas vacías volaron por los aires. El público bajó de las gradas para felicitar a los suyos o consolarlos.
Por la adrenalina y la distancia Mateo e Irma llegaron más rápido a su destino; ella le estampó el puño en el hombro a Fabián a manera de felicitación y este fingió dolor. En cambio Mateo fue más emotivo, cuando Jensen le abrió los brazos no dudó en arrojarse a ellos. El alto basquetbolista le alzó para estrecharlo con fuerza, estaba muy feliz porque había hecho un gran trabajo; pero su emoción se convirtió en desconcierto cuando sintió algo húmedo y suave presionar sus labios. Un agradable cosquilleo le recorrió de la cabeza a los pies y lo siguiente que vio fue el rostro de Mateo muy de cerca, sus mejillas estaba sonrojadas y su expresión en segundos mostró temor.
—Yy-yo, lo siento— el artista soltó el cuello de Jensen en cuanto puso los pies sobre el suelo y puso distancia entre ellos.
Parpadeó confundido cuando Mateo se alejó, quiso alargar la mano para detenerlo pero el entrenador lo interceptó para felicitarlo y hacer énfasis en que las rutinas sí daban resultado. Jensen contestó con monosílabos y cuando trató de encontrar entre la multitud aquel enorme y verde pompón fue imposible.
~*~
Las pinturas que ganaron los tres primeros lugares habrían de permanecer en exposición lo que restaba del curso, ahora Mateo estaba sentado en un rincón alejado desde donde podía ver su obra; el partido había causado gran conmoción por lo que ese lugar se encontraba solitario.
Exhaló sabiendo que había metido la pata; la adrenalina del momento le hizo actuar por impulso, o mejor dicho, le hizo hacer algo que en sus cinco sentidos nunca haría, y no porque no quisiera.
Gracias a ese cuadro supo que estaba perdido, supo que lo que sentía por Jensen era más que simple amistad; lo fue descubriendo debido a que durante la elaboración de Teseo fue la cara de Jensen la que iba tomando forma. Cuando decidió tomar a Teseo como el personaje de su inspiración tuvo como objetivo una silueta, una sombra, algo no tan detallado pero que pudiera representar lo que tenía en mente; pero resulto que lo que tenía en mente era otra cosa.
Ahora que le había besado estaba nervioso, lo primero que pensó fue que Jensen se enfadaría o señalaría por semejante comportamiento, pero luego descartó la idea, él no era prejuicioso; aunque seguramente pondría distancia para evitar romper su amistad.
Sostuvo con fuerza el gorro de lana entre sus manos y musitó, —¿Mamá, qué debo hacer? Esta vez la he cagado por completo— lanzó un suspiro, esa prenda tejida era la última que su madre le había hecho antes de morir en aquél accidente, por eso siempre la traía consigo; esa era una anécdota que pocos sabían, como Jensen, a quién había decidido abrirle su corazón compartiendo con él ese secreto personal y también familiar.
Frotó su rostro después de suspirar profundamente y apoyar su espalda en la pared; no podía quedarse allí para siempre, tendría que enfrentar a Jensen tarde o temprano, ¿pero cómo?
—Fabián aún no ha decidido a dónde iremos a celebrar— la voz profunda de Jensen le hizo mirar hacia la entrada, el basquetbolista vestía su ropa casual y tenía el cabello húmedo; era más que evidente que se había duchado, entonces ¿cuánto tiempo había permanecido en el salón?
—Espero que no sea ese lugar donde Irma encontró una mosca en su sopa— le sonrió, si tenía suerte Jensen no mencionaría lo sucedido y todo quedaría como un accidente.
El deportista rió divertido y se acercó para echarse en el frío suelo de loza y apoyar también la espalda en la pared, junto a él.
—Está alucinado por la atención que tiene, ya sabes, él salvó el marcador al anotar en el último segundo.
—Pero no lo habría hecho sin tu pase— argumentó el artista, —tú también deberías regocijarte por ello.
—Lo hago, y créeme, también he recibido una inesperada recompensa— viró el rostro para mirarle de frente ya que desde que tomó asiento ambos habían tenido poco contacto visual prefiriendo mantener su atención en Teseo.
Mateo le imitó algo dubitativo pero curioso, temiendo y sabiendo a lo que se refería, lo que aún no podía descifrar era lo que vendría a continuación: ¿Jensen lo tomaría como una broma, un accidente u otra cosa? Pero ya no pudo seguir haciendo locas teorías en su mente ya que se paralizó cuando el basquetbolista rozó los dedos de su mano con los propios antes de tomarla.
—Quiero hablar contigo sobre lo que sucedió en la cancha— habló Jensen antes de tragar con dificultad con el objetivo de que la saliva arrastrase su nerviosismo, —y no me refiero al partido; sino al be...
—Lo siento, no debí— Mateo le interrumpió, prefería disculparse de una vez, —fue un atrevimiento de mi parte, te prometo que no volverá a suced...— las palabras quedaron atrapadas en su boca, y también en la de Jensen; quien había tirado de él para sellar sus labios. Fue un contacto inesperado pero suave y Mateo cerró los ojos con fuerza olvidando su temor a que sólo fuese producto de su imaginación.
—No hagas promesas que no puedas cumplir— musitó Jensen separándose unos centímetros de su boca y apoyando su frente en la ajena.
—Ese mandato es muy trillado, ¿lo sabías?— arremetió Mateo sin poder borrar la sonrisa de sus labios.
Jensen fingió pensar, —no se me ocurre otro.
—Bésame ahora, ¿qué te parece ese?
—Muy acertado— declaró también sonriente antes de acariciar con ambas manos los costados de su cuello, alisando los cabellos cobrizos que descansaban en sus hombros; aquellos que le parecieron fascinantes desde el día en que los descubrió. Al principio pensó que era una lástima que los escondiera, pero luego encontró el lado positivo al darse cuenta que él estaba entre los afortunados que veían y conocían a Mateo tal cual era.
No le hizo esperar más y acercó su rostro, rozando con deleite sus delgados labios; no mintió cuando dijo que había recibido una inesperada recompensa; aunque también debía agregar, cálida, suave y dulce.
[Fin]
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Teseo
Short StoryMateo es un joven introvertido, de pocas palabras pero bastante observador; ama dibujar y también pintar, si por él fuera se quedaría a vivir en la escuela, en la facultad de Artes Visuales. Sin embargo la intromisión de Jensen en su vida termina dá...