The Painter| b.p |

I. Anette

Su primera víctima fue Anette, una estudiante de primaria, tímida, alegre y amorosa. Sin embargo, desconocía que su vida estaba a punto de acabar.

El asesino consiguió un puesto de trabajo como profesor de plástica en el colegio de esta pobre chica de tan solo 12 años.

Sus compañeras de clase y algunas chicas de secundaria solían chismorrear cosas sobre el nuevo profesor.

Todas decían que sus ojos azules llevaban a otro mundo. Además, su pelo negro y revuelto y sus notables ojeras hacían que las chicas se revolucionaran en aquel instituto.

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-Hoy es mi primer día de trabajo en el colegio, y mi primer comienzo -murmuró el pelinegro recogiendo sus objetos.

Cerró la puerta de su apartamento y caminó hacia el colegio, donde su primera víctima estudiaba.

Al llegar al lugar entró por la puerta principal. Las clases todavía no habían comenzado. Se dirigió a la sala de profesores.

Pasadas unos minutos, el hombre cogió sus materiales y se dirigió a la clase. Al entrar pidió que todos se sentaran y se presento ante ellos.

-Buenos días. Mi nombre es Helen y seré vuestro profesor de plástica durante este curso -dijo con una voz seria.

Sus alumnos asintieron.

-Me gustaría que todos os presentarais, por favor -agarró su lista y un bolígrafo.

Todos se presentaron, pero una chica captó su atención. Una sonrisa se formó en su rostro mientras la miraba y acto seguido centró su vista a la lista.

-Los materiales que necesitareis para este curso son: lápices de colores, acuarelas y un porta minas. Sería mejor si pudierais traerlo para la próxima clase.

Su clase estaba a punto de terminar. Empezó a guardar las cosas que había sacado y se quedó a la espera de que el siguiente profesor entrara.

Los demás días nada había cambiado. Él daba sus clases, y cuando llegaba a casa investigaba todo sobre su víctima. Averiguó los lugares qué frecuentaba, sus gustos, sus personas más cercanas, etc.

Pronto acabaría con ella. Era un fin de semana, de modo que, según sus investigaciones, Anette debía encontrarse en el parque natural a las afueras del pueblo.

El hombre se calzó sus botas y guardo su mascara y su cuchillo dentro de una mochila. En su mano tenía un cuaderno de dibujo con algunos bocetos y en su oreja se sujetaba un lápiz.
Prosiguió a abrir la puerta de su apartamento y salió hacia el parque natural.

El camino se hizo rápido al coger su vehículo. Era un coche robado que consiguió hace tiempo.

Al llegar allí se escondió en el baño para hombres y se puso la mascara. Al salir del baño consiguió localizar a la chica. Ella se encontraba sola. Caminó tranquilamente acercándose a ella por detrás y rápidamente le puso un pañuelo en su boca y su nariz. Ella quedó inconsciente y el hombre la llevó hasta el coche.

Al llegar al apartamento, ató sus manos por detrás de su espalda con una cuerda y le inyectó una dosis de tranquilizante. Acto seguido le colocó un pañuelo en la boca.
La dejó así para acabar con ella el día siguiente.

La chica despertó algo mareada, sintiendo un dolor en su cabeza. Al levantar la mirada se encontró al chico enmascarado. Ella no pudo ni siquiera pestañear cuando éste le hizo un corte en el cuello y después la colgó como si fuerza un cerdo.

Con cubos fue recogiendo la sangre para dividirla en botes pequeños y así luego poder dibujar.

Ya terminado el trabajo, agarró su lienzo, su pincel, abrió un bote de sangre y empezó a dibujar... Plasmando un mar de sentimientos.