Capítulo 12.

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María tuvo una suerte terrible. Encontró un vestido gris que se dejó un día al cambiarse de fiesta y le queda de escándalo. Me da mucha rabia que ella pueda llevar ropa "madura" y yo no. Pero bueno, no todo puede ser. Yo iba con una camiseta de tirantes blanca muy ajustada, unos pantalones cortos vaqueros, unas deportivas blancas y una chaqueta rollo bomber pero fina azul celeste. Cambié la bolsa fosforito por mi fiel riñonera. María iba con dicho vestido, un bolso color beige y unas sandalias marrones.
Eran eso de las 5:20 y María y yo estábamos nerviosísimas. Yo miraba el móvil cada dos por tres para ver si Mangel me escribía. María miraba el suyo para ver si Rubius le escribía. De pronto sin esperarlo, sonó el telefonillo. Nos miramos con los ojos como platos, tragué saliva y abrí. Nos pusimos con las orejas en la puerta. Escuchamos el ascensor. Llamaron al timbre y nosotras nos dimos un repaso rápido en el espejo del recibidor. Cogí aire y abrí con la mejor de mis sonrisas.

- ¡Pero mira que par de amigas guapas tengo!- me abrazó levantándome unos centímetros del suelo y yo me agarré como un koala a su cintura. María se unió al abrazo y le intento asfixiar por detrás.

- ¿Cómo estás, Mahé? ¿Mucha resaca?- dijo María.

- Ofú, no te haces una idea de cómo me he despertado esta mañana. En vez de leche, he puesto zumo en el café. Qué asco, pofavó.- Estallé de risa en ese mismo instante. Increíble. María le dio una palmada bastante sonora en la espalda y el se quejó. - Bueno niñas, vámonos que nos está esperando Rubius.

Cerré la puerta y bajamos. Encendí un cigarro y Mangel me miró de reojo. Levanté las cejas.

- ¿Pasa algo?

- Me sorprende que una chiquilla tan bonita se estropee con un vicio tan malo.

- Ja, ja, ja. Sólo por eso voy a suponer que en tu coche no se fuma.

- A ti te dejo.- me sonrojé y me tapé la cara con el pelo, pero pude verle sonreír y le saqué la lengua. María hizo el gesto de sujetar velas y puso los ojos en blanco, con lo que se ganó una colleja.

Subimos al coche. Era un precioso Audi negro (no tengo ni idea ni de si tienen coche ni cárnet ni nada, viva la imaginación). Me senté delante (OBVIAMENTE) y María detrás. Pusimos la radio, ROCK FM a petición de María y mía y sonó Nothing else matters. Temazo. Comenzamos a cantar y para mi sorpresa Mangel nos siguió, cantando realmente bien. Le miré arqueando una ceja y me guiñó un ojo. Hala, otra vez a esconderme detrás del pelo.

Llegamos a la que parecía la casa del Rubius. Era un edificio normal, en un barrio normal. Como me esperaba. Mangel charlaba animadamente con María mientras yo miraba hacia los lados admirando el sitio. Tenía muchísimos árboles y sólo se escuchaban los pájaros y alguna fuente o algo así. Nada que ver con Madrid centro, donde vivimos María y yo. Subimos al piso y vimos que la puerta del Rubius tenía los bordes amarillo fosforifo. ¿Eing?

- Eeeeh, ¿sutil manera de pasar desapercibido?

- Rubén es así, le encanta que todo tenga un toque personal.

- Luego se quejará de que las fans le encuentren. Madre mía. - María se reía ante su propio comentario mientras yo la miraba con lástima. Qué tonta es.

Llamamos y nos abrió un espectacular Rubén en pijama, con unas zapatillas extrañísimas y una toalla enrollada a la cabeza.

- ¡Pasad, estabais tardando!

¡BAM! Directo [Rubius/Alexby Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora