Lo primero que pensé al verlo era que se veía de lo más apuesto con él esmoquin que traía. Ahora quisiera matar a Alex. No sé cómo, pero no noté que estábamos en un restaurante muy caro y elegante. Todas las mujeres traían vestidos y yo estaba ahí con mis jeans y una playera gris con un búho.
Se nos acercó y me miró a los ojos con algo de decepción. A Alex más bien lo ignoró. Ni le dedicó una simple mirada.
-Maya qué sorpresa verte aquí. Justo estaba a punto de irme cuando te vi.
-A mí también me sorprende verte.
-Maxon, ¿que haces aquí?- dijo Alex.
-Estoy hablando con Maya si no te importa- Maxon se volteó a verme- Maya sobre lo que pasó en la escuela, en serio lo siento. Es sólo que me asuste de lo que pasó, pero estuve pensando y creo que lo que pasó el miércoles no debería de impedirme pasar más tiempo contigo. La verdad es que me divertí en tu casa a pesar de lo que pasó y me gustaría repetirlo otro día. ¿Qué dices?
-Eso sería genial- respondí- ¿pero te parecería mejor vernos en un lugar público?- dije. Solo quería prevenir que a Scott se le ocurriera liberar otro demonio. Por lo menos en la calle estaríamos más seguros.
-Si, claro. ¿Te parece el domingo a las dos?
-¿Dónde nos vemos?
-Yo te iré a recoger.
-Ok. Nos vemos el domingo.
-Adiós- dijo y se fue.
-Creí que jamás se iría- dijo Alex. Ya lo había olvidado. Ahora me sentía medio mal. Estoy en un restaurante muy caro con Alex, él me está invitando la comida y lo ignoro por completo para arreglar una sita con Maxon. Una cosa es cuando él no está y otra en medio de una cena. Ni Alex se lo merece.
Nos mantuvimos callados por un momento luego llegó el mesero y nos dio la comida. No podía dejar de pensar en lo que pasó. Me sentía mal. Odio a mi conciencia y Alex solo lo hacía peor. No me a mirado desde que Maxon se fue y tampoco quiere tocar su comida. Maldigo a mi conciencia por lo que voy a hacer.
-Wow esos caracoles que pediste sí que se ven ricos- Dije. Alex alzó su mirada.
-La verdad es que si. Son la especialidad de este restaurante. ¿Quieres probar?- hasta ahí llegó mi valentía.
-No debería. Es tu comida. Disfrútala tu. Otro día pediré eso para probarlo- en cuanto dije eso me arrepentí. La cara de Alex se iluminó como el sol cuando dije lo de "otro día". No quería volver a salir con el. Solo inventaba lo de probarlos para intentar romper el hielo que había en la mesa.
Alex tomó su tenedor, lo clavó en uno de los caracoles, bueno eran más bien como babosas. Les habían quitado el caparazón. Luego acercó el tenedor a mi boca y me dijo que abriera.
-Vamos Maya. Pruébalo. Créeme que si están ricos- dijo Alex. Ya no había vuelta atrás. Le había dicho que se veían ricos y ahora debería de sufrir las consecuencias.
Finalmente abrí la boca y Alex me dio uno de los caracoles. La verdad no fue tan malo. No me gusto, pero esperaba algo mucho peor. De todas formas no puedo creer que él lo coma seguido.
-La verdad no estuvo tan mal- dije y volví a comer de mi espagueti. Alex me miró con una sonrisa triunfante y empezamos a comer. Cuando terminamos nos trajeron la cuenta y luego salimos del restaurante. Fuimos directo a su coche y nos subimos. Ya eran las 12 de la noche. Alex arrancó y me llevó a casa. Yo estaba muy cansada por no haber dormido bien últimamente así que me volví a quedar dormida.
Desperté porque una mano me tocó en el hombro.
-Maya, despierta. Ya llegamos- Eché un vistazo a la ventana y efectivamente ya estábamos ahí- espero que te haya gustado la cena.
-Fue muy rica, pero de todas formas creo que los precios son una locura.
-Si, pero ahí dan los mejores caracoles en toda Alemania.
Entonces no me imagino cómo estarán los demás. Que asco- La verdad creo que prefiero el espagueti- dije.
-Bueno es más romántico. Como en la dama y el vagabundo- dijo Alex moviendo las cejas. Creo que ya no me gusta el espagueti. Bueno a quien engaño, lo amo, pero por ese segundo ya no lo hacía. Y bueno como dijo eso y lo sentí de la nada más cerca de mi decidí despedirme.
-Bueno la cena estuvo rica. Nos vemos el lunes en la escuela- dije- Adiós.
-Adiós- dijo Alex. Abrí la puerta del coche y camine a la entrada de mi casa. Saqué las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta. Luego subí a mi recámara, ya eran las 2:30 de la noche. Me puse la pijama y me lavé los dientes. Luego me fui a dormir.
Al día siguiente desperté, bajé a desayunar y luego prendí la tele. Ahí me quede hasta las 12. Luego tomé dinero y salí. Tomé mi bicicleta y manejé al centro.
El viaje al centro no es largo. Mi casa se encuentra a unas pocas cuadras de el, así que en teoría hasta podría ir caminando, pero con la bici es más rápido, está medio vieja, pero soy demasiado floja, como para ir caminando. Lo único malo de la ida es la subida por la que debes de ir, para llegar. Es muy empinada.
Cuando llegué al centro dejé mi bici atada a un poste y fui directo a comprar unas donas para comer. Luego entré a las tiendas. Yo soy una persona que rápido ve todo. Yo no me tardo un siglo en ver una tienda a diferencia de mi mamá. Solo entro, veo si algo se ve bueno y si no me voy a la siguiente, pero como no hay muchas tiendas decidí tardarme y probarme casi todo lo que veía.
Ya por las 7 empezaron a cerrar todas las tiendas, así que fui por mi bici. Pero cuando llegué ella ya no estaba. El cable con el que la amarré había sido cortado. ¿Cómo lo sé? El cable estaba tirado en el piso, cortado a la mitad. La verdad no me importó mucho que se la robaran, porque estaba vieja y usada, pero de todas formas. Un crimen es un crimen y lo debo de anunciar en al policía. Es por eso que me dirigí a la estación.
La estación de policías no era la gran cosa. Solo tenía un piso y se encontraba junto a la estación del tren. Lo que significaba que estaba lejos del centro. Caminé a mi casa, dejé las cosas y luego me fui a la estación de policías.
Después de delatar el crimen salí de la estación y al otro lado de la calle vi a mi bici. Miré a los lados, pero no había nadie a la vista que pudiese ser el ladrón. Pero... ¿Qué clase de ladrón deja la bici que robo frente a una estación de policías? Crucé la calle y me dirigí a mi bici. Justo cuando estuve frente a ella alguien me hablo.
-Hola- dijo Josh. El se encontraba atrás de mi.
-Hola. ¿Por qué robaron mi bici?
Entonces un coche giró en la esquina y paró junto a nosotros. El conductor era Scott.
-Oh, ya entiendo. Era una trampa, ¿o no? Me iban a atraer a la bici, para luego raptarme- dije.
-Bueno, si- contestó Josh rascándose la cabeza, como si fuese normal.
-Por lo menos no me atropellaron- dije en un ligero susurro. Josh se acercó a mí y me tomó del hombro.
¡Aquí está el nuevo capítulo!
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Espiando al chico del tren
RandomMaya decide espiar a un chico, eso significa conocer hasta el último de sus secretos, pero siempre recuerden: "Dicen que la curiosidad mató al gato" Esta historia es mía y no se permiten copias #5 Espionaje febrero 2020 #3 Psicopatas junio 2018 #3 P...