Capítulo 33

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Tan rápido como James desapareció, recibí un golpe en la cabeza, que me lanzó directo al suelo.

-¡Asquerosa humana! ¡¿Cómo te atreves?!- Me giré quedando boca arriba an el piso aún plasmada por lo que acababa de suceder. Un soldado sostenía su espalda demasiado cerca de mi cuello. Al ver que no respondía, alzó su espada listo para golpearme con esta y hubiese muerto de no ser por el Especial. El se le arrebató en un ágil movimiento y se colocó entre el soldado y yo.

-Nadie la tocará sin mi permiso. A partir de hoy, esta humana es mi prisionera y yo decidiré cuál será su destino. Cualquiera que desobedezca será condenado.

Tras esas palabras todos se arrodillaron sin cuestionar una sola palabra del chico. Era bastante intimidante e impresionante el control que tenía.

-Ahora retírese- dijo y volteó a verme.- Yo la llevaré.- De inmediato dejaron de arrodillarse, se pusieron en pie y tras una reverencia abandonaron el lugar dejándonos al Especial y a mí a solas. Me senté sobre mis rodillas, nos quedamos en silencio y luego él volvió a hablar.- Mira, mira, que valiente fuiste, Maya ¿todo eso por un gato?

El Especial me miraba expectante. Mucha curiosidad, pero también algo de burla eran visibles en esos fríos ojos azules que a veces me perseguían en los sueños. Podría haber inventado una respuesta, pero la verdad es que ni yo sabia o podía creer lo que estaba pasando. No sabia por qué había hecho una tontería como esa.

Fue ahí, en ese momento que volví a la realidad y caí en cuenta de lo que acababa de hacer. De como me acababa de condenar a mi sola.

Sentí mi respiración acelerarse al igual que mi corazón y como mi vista se nublaba por las lagrimas o algo así, la verdad es que ese era mi último problema en el momento. ¡Estaba perdida! ¡¿Qué había hecho?!

Frustrada por toda la situación, pase mis sucias manos por mi cara y jalé mi cabello, intentando averiguar si todo era un sueño, intentando asimilar lo que había pasado. Mis manos temblaban, todo en mi temblaba del miedo y mi cabeza estaba empezando a doler mucho. Mire mis manos y como desprendían inestabilidad. ¿Era sangre eso entre mis dedos? Volví a tocar mi cabeza y lo confirmé. Estaba sangrando, no era mucho, pero dolía. Debió de ser del golpe que me dio ese cavernícola.

Oí unos pies caminar en mi dirección y caí en cuenta de que ahora estaba a la merced del Especial. No había nada, ni nadie para que me defendiera. Todo lo que sentía se convirtió entonces en pura angustia por lo que pasaría ahora conmigo. Lo que él me haría.

Colocó su mano sobre mi hombro y eso fue la gota que colmó el vaso.

Vomité. Tanto fue mi miedo y el estrés que sentía, que vomité justo junto a mi.

Sentí la mando del Especial tensarse, sin embargo no la quitó. Sólo se quedó junto a mi esperando a que terminara de expulsar todo. No me moví de mi lugar, solamente me quedé ahí sentada junto a mi vomito muerta de miedo y pensando sobre porque había hecho algo tan tonto.

-Puede ser que el amor te cegara.- Dijo el Especial entre carcajadas, pero la verdad es que lo que sentía no era amor por James, me caía bien y lo apreciaba, ¿pero amor? Ni siquiera estaba segura de que me gustara y eso era lo más extraño de todo. Recuerdo que había sentido amor por James, un amor bastante grande, pero ahora... Era como si con ese vomito me hubiese abandonado ese sentimiento y ahora solo sentía que era alguien a quien apreciaba,...pero no para tanto, ¡no para sacrificarme! ¡Si el era el que estaba para defenderme, no al revés! Además ¡EL ERA EL DE LAS VIDAS! ¡Estaba perdida! Empecé a respirar con mucha rapidez intentando calmarme.

El Especial me levantó  del suelo y me colocó frente a él. Tan solo bastó un segundo de ver esa sonrisa y esos extravagantes ojos, a tan corta distancia, para que recordara ese sentimiento de querer desaparecer o alejarlo, como si mi vida dependiera de eso. Pero claro que no me dejó.

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⏰ Última actualización: Jan 18, 2020 ⏰

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Espiando al chico del trenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora