THE DREAM TRAIN

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23 de Agosto, 1857


Era el verano de 1857, en Michigan, Misisipi, y también el verano en el que mi hermana mayor, Victoria, se había comprometido con Jonathan, hijo de los Porter, quienes eran una de las familias más importantes y millonarias de los Estados Unidos de América, incluidos nosotros, los Taylor, que éramos la segunda familia más rica de Estados Unidos y con gran influencia en Inglaterra, ya que teníamos una empresa familiar, la Family Taylor's Company, cuyo propósito era hacer expediciones y dedicarse a la compra y venta de barcos náuticos a la gente de gran alcurnia en el mundo.

Mi vida de millonaria era patética, lo único en lo que los Taylor pensaban era en su gran fortuna y en la fama que tenían en el país y en el mundo.

Sin embargo yo no pensaba lo mismo, a mi me gustaba ayudar a la gente de escasos recursos e incluso abrí una fundación contra la hambruna y la pobreza mundial sin que papá lo supiera, la única mujer en la que pude contar siempre, fue mi madre, Jessica.

Era Viernes por la tarde, mi turno en la empresa de mi padre estaba a punto de terminar y ya casi todas las oficinas estaban siendo abandonadas por los empleados para regresar el Lunes por la mañana.
5:30 anunciaba a hora del reloj. Podía optar por irme en ese momento, ya sólo me faltaban 5 minutos para salir, pero mi padre era tan estricto y decía siempre que irse antes de la hora de salida era una total falta de respeto.

Decidí aprovechar esos 5 minutos para ir al baño y pasar a recoger unos papeles importantes que revisar al llegar a casa.

-Noss vemos el lunes Alice!.-le dije a mi compañera de la oficina de junto a la mía.

-Linda tarde Elizabeth!.-me contestó.-y cuida de esos hermosos ojos! No cualquiera tiene la oportunidad de tener un ojo miel y el otro azul!

-y cuida de esos hermosos ojos! No cualquiera tiene la oportunidad de tener un ojo miel y el otro azul!

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-Todo gracias a la heterocromía!.-grité.-Nos vemos!

-Adiós!

Iba por el pasillo cuando un muchacho alto, de cabello negro y ojos azules chocó contra mi, haciendo caer las fundas de cuero café donde guardaba los contratos de nuestros clientes y de los inversionistas.

(Ignoren el nombre de la foto)

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(Ignoren el nombre de la foto)

-ah...como lo siento, permita me ayudarle.-el muchacho se agachó a recoger los papeles regados y desordenados del suelo.-como lo siento, gusta que le ayude a ordenarlos?

-No, no se preocupe, yo puedo ordenarlos, no hay problema.-sonreí.

El muchacho se quedo observandome un momento para luego decir:
-Puedo saber cuál es el nombre de esta hermosa señorita?

-Ah...Bueno yo....-estuve a punto de decirle mi nombre al muchacho cuando mi padre llegó.

Se detuvo un momento y miró al chico enfrente de mi.

-Elizabeth, ya haz terminado?

Miré a mi padre .-eh...si...yo...

-De acuerdo, vámonos a casa.

-Pero...

-He dicho vámonos.-dijo recalcando la última palabra que dijo.

-De acuerdo.-dije dándome por vencida y sin retar a papá.

No pude mirar de reojo al muchacho tan atractivo al que dejé con la duda sobre cuál era mi nombre.Únicamente seguí caminando junto a mi padre y con la cabeza baja, sintiéndome mal por tal falta de educación hacia el muchacho que tampoco tuve oportunidad de saber su nombre.

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