Capítulo 1: El inicio

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Iraide (enfadada y con calcetines en la mano): Dios, eres un desastre...¿qué clase de cuarto tienes? ¿¡Qué hacen los calcetines en la basura?!
Anne (tumbada en el sofá con el móvil y los cascos): Estaban en la silla y se cayeron.
La más alta se acercó a la pelirroja.
Iraide: Qué estás viendo...
Anne: Porno.
La chica gato suspiró mientras hacía un facepalm.
Iraide (al borde de un ataque de pánico): Diooooos, ¿qué hago yo aquí?
Anne se quitó los cascos, se levantó y puso sus manos en los hombros de Iraide.
Anne: Tío, tú puedes irte cuando quieras, eh. Que aquí el único que está obligado a estar es Capitán Malvavisco.
*Flashback*
Era un día lluvioso de invierno, la lluvia no cesaba, al contrario, cada minuto era aún más intenso el sufrimiento de nuestra pequeña protagonista.
Anne: Ya decía yo...para qué plancharme el pelo...
La pelirroja llevaba una sudadera anchita del Primark, junto a unos leggings negros y calcetines negros (de pares distintos y uno del revés). Como el agua no parecía amañar, ella decidió meterse en un callejón cubierto. Al llegar a uno, cerró el paraguas y se sentó junto a una caja.
¿?: Disculpe, yo...no vendo droga.
La protagonista estaba confusa, ¿había más gente en ese callejón?
Anne (pensando): ¿Hay camellos aquí? ¿Gente problemática? Meh, paso de moverme.
¿?: Tú, ya te he dicho que no tengo nada.
Al mirar a su lado, Anne se encontró con una chica con orejas de gato.
Anne: ¿Me...acabas de confundir con un yonki?
¿?: Bueno, tienes pintas de ello.
Anne: Disculpe, señorita, usted tiene pinta de furry y no te digo nada *pose de diva*
Esa chicos, es la peor manera de hacer amigos. En ese momento la diva estornudó.
¿?: ¡Que mona!
Anne: Soy un macho que se respe...¿Qué haces en una caja, cómo te llamas, estás comprometida?
¿?: Es mi casa, me llamo Iraide, no.
La mente de Anne se puso a organizar esa información. Lamentablemente, nunca se para a pensar que es lo mejor, así que rápidamente agarró la mano de la furry.
Anne: Eso último se puede arreglar, ¡vente a mi casa!
Iraide: ¿Qué? ¡Ni hab-
La lluvia cesó nada más llegar a casa de la bajita.
Iraide (arrodillada en el suelo): Por qué...soy tan débil.
Anne: Bueno, esta es mi casa.
La gata miró todos los lados, todo estaba ordenado, impecable. Hasta que... abrió la puerta de la cocina.
Iraide (histérica): ¡¿Qué es esto?!
Esa noche nadie durmió, Iraide limpió toda la casa y Anne tuvo que estar en el portal para no ensuciar más.

Las razón de la depresión de IraideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora