Querido Tom:
Sabes, aún que tu no lo sepas, observaba como leías mi carta, observaba como poco a poco ibas esbozando una pequeña sonrisa... Deberías haber visto la cara de tonta que se me había quedado al mirarte, y, te observaba bien, observaba como tu grandes ojos color miel recorrían la hoja de un lado a otro sin descanso, con cierto compás, observaba tu perfecta sonrisa... ¿Sabes que? Ahora pienso más en quererte, ¿Por qué? Porque cualquier otro, ni se habría molestado en leer ni una sola de mis palabras, o incluso, se habría reído, pero tu no, ni siquiera era esa clase de sonrisa, era sincera... También vi, como la sonrisa desapareció rápidamente cuándo llegó ella, y, ¿Te digo una cosa? Me moría por estar en ese momento contigo, imagino como seria si en ese momento te hubiera revelado mi identidad, me pregunto si tu sentiste o sientes lo mismo por mi, a pesar de esa chica perfecta que tienes entre tus brazos, porque, la perfección se que no lo es todo. Me gustaría ser yo la que recibiera tus besos, tus abrazos, tus te quieros, tus sonrisas, tus miradas... Pero, las imaginaciones son eso, ¿No? Pequeñas cosas que creas en tu cabeza que esta fuera de tu realidad, y maldita realidad, que lo estropea todo y provoca tristeza a las personas... Lo único que quiero que sepas es que estoy más cerca de lo que piensas, ¿Te cuento algo? Me pregunto si tu piensas en todo esto, si te preguntas quien escribió la carta, me pregunto en que piensas, pero, me tendré que quedar con la duda...
Con cariño, anónima.