Un mundo asmático.

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-¡Quinto no encuentro la máscara!

-Con un demoño. Ayúdame, tengo una idea.

-¿Qué quieres hacer?

-Tómalo de un brazo y en cuanto te haga la señal iremos lo más rápido que podamos al refugio.

-¿Qué señal?

-Lo sabrás a su tiempo joven aprendiz.

-Cojonudo, todavía en un momento como este haces bromas.

Quinto no respondió e inspiro la mayor cantidad de oxigeno que sus pulmones le permitieron, inclusive lleno su boca de aire para llegar a aquel lugar. Rápidamente se quitó la máscara y se la coloco a Gustavo.

-¿Te das cuenta de que podrías desmayarte vos también por querer ser un héroe, verdad?

Quinto no respondió solo se limitó a mirarlo con una sonrisa en su rostro como si ello lo llenara de alegría aunque su vida corriera peligro.

-Maldito loco. Este tipo nos debe una y muy grande.

Aún faltaban unos 100 metros para poder llegar al refugio donde estarían seguros y podrían quitarse las máscaras, pero el cuerpo de quinto estaba al límite. Su cuerpo sufría espasmos que lo obligaban a respirar involuntariamente y poco a poco un hilo de sangre caía de su nariz a sus labios curtidos por el frió.

Casio no aguanto más ver a su compañero de la infancia aguantar tal dolor por un desconocido, así que se quitó la máscara y se la dio a Quinto.

-¡Gracias Casio! Rápido tenemos que llegar al refugio el sol esta por ocultarse y nos perderemos en la oscuridad total de la noche.

Y en ese momento quinto tomo el cuerpo blando de su "nuevo amigo" entre sus brazos y corrió en línea recta lo poco que quedaba hasta la entrada subterránea al sótano de un hospital abandonado.

Poco a poco el sol se disipaba entre las ruinas de una ciudad destrozada por su mismo creador, el hombre había contaminado la atmósfera de la tierra hasta el punto de casi destruir el mundo y dejarlo inhabitable. Las fabricas habían descargado tantos gases toxico y humo a la tierra que ya no se podía respirar en la superficie y no solo eso, los productos químicos que se utilizaban en las cosechas para poder producir mejor y tener abundancia de alimentos terminaron por destruir los campos de siembra. Paso a paso la humanidad construyo el camino que la llevo a la ruina.

El sol se ocultó y unos gritos desesperados de ayuda no hacían más que llenar el vacío de lo que antes era una ruidosa ciudad.

-Quinto, ¿Qué aremos con él?

-¿A qué te refieres Casio?

-Hoy en día hay muchos ladrones fuera, que tal si nos vio y planeo todo esto para robarnos todo lo que tenemos.

-Pues eligió a las personas equivocadas para robar, no tenemos nada.

-Atémoslo y dejémoslo en un rincón alejado de nosotros cuando despierte seguro ara algún ruido y entonces lo interrogaremos.

-Casio... tienes razón. No tenemos mucho, pero hay que tomar precauciones.

---------------Próximo capitulo la ciudad de los recuerdos------------

muy bien, muchas gracias a todos por leer esta historia, la verdad espero que les guste este capitulo ya que me apure en escribirlo y no pude pensarlo demasiado. me gustaría que me digan que arreglar así podre mejorar y darles una historia que realmente se merezcan. un beso muy grandes a todos y si tienen una historia díganme y con mucho gusto las leeré.

Futuro inciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora