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Hoy me encerré a llorar en mi cuarto bajo llave, no me moleste en prender la luz. Pues era precisamente la oscuridad la que te traía de vuelta a mi cabeza. Recordé entre lágrimas y sollozos la primera vez que posaste tus labios sobre los míos, era de noche; y lo único que iluminaba nuestros rostros eran las estrellas. Acariciaste mis mejillas dulcemente. Y de un momento para otro lo hiciste. Lo extraño. Extraño a tus labios sobre los mios.

-la chica de los barquitos de papel

La chica de los barquitos de papelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora