Capítulo 2

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Siento un peso que impide que pueda moverme encima de mi cuerpo. Giro la cabeza para ver de que se trata. Un hombre a escasos centímetros de mi rostro me sonríe, se pasa la lengua por el labio inferior intentando retener la saliva que se le escapa.

-No te resistas encanto, te va a gustar

-Saboreo el olor a alcohol que se desprende cada vez que separa los labios.

Siento nauseas. Intento golpearle con los brazos pero me los sujeta por encima de la cabeza y no tengo fuerza suficiente. Comienzo a gritar con la esperanza de que alguien me escuche y venga a salvarme. Mueve los dedos de forma nerviosa procurando sujetar mis muñecas con una sola mano. La otra la coloca sobre mi cuello y aprieta.

- Como grites te mato, puta -esas cinco palabras han cambiado mi vida.

En ese instante supe que mi lucha se había terminado, lo único que podía hacer era dejarle profanarme, humillarme, degradarme hasta que él, y solo él, decidiera que había terminado conmigo.

Despierto en la cama. Empapada en sudor, el corazón me va a mil. Siento el pulso como un caballo galopando por todo mi cuerpo. Quiero llorar, gritar, hundirme, pero no puedo.

Podría decir que solo ha sido un sueño pero no, he vuelto a vivir lo que ocurrió aquella noche.

Suena el móvil que me asusta y pego un bote. Debería relajarme un poco, tanto sobresalto no puede ser bueno para la salud.

Miro la pantalla en la que sale el nombre de Martín, mi jefe. Es muy raro. Jamás me llama y mucho menos por la mañana

- Dime Martín -saludo carraspeando para quitar la voz de dormida.

-Perdona que te llame tan temprano pero tenemos que hablar, ¿ Te puedes pasar por holys?

-Claro, en media hora estoy allí.

No se de que querrá hablar pero nada bueno puede salir de ahí. Me preparo lo más rápido posible con el corazón en un puño, es lo que me faltaba. No creo que me despida ¿ Puede que si?

Cuando llego ya he pensado mil tonterías a cada cual más estrambótica y estúpida.

-Buenas ¿ Qué ocurre?-pregunto con un nudo en la garganta y la preocupación en el rostro.

-Nada malo, cálmate -sonríe de forma paternal.

No se como he podido pensar mal. Conozco a Martín desde hace años, se que no haría nada que me perjudicara.

-Anoche, antes de cerrar, vino un tipo que quería alquilar el local para un cumpleaños.

-Si, lo se. Antes de irme me comento algo

-¡Estupendo! Quiere hacer algunos cambios en la decoración y hacer una noche temática de no se qué -mueve la mano mientras pone una mueca de que le parece una gilipollez -él paga todos los gastos.

-Bien ¿Para que me has llamado? - se que es una estupidez preguntar pero tengo la esperanza de que no me involucre en todo esto.

-Por que a partir de hoy tu te vas a encargar de toda la preparación. Desde hoy, hasta el día de la fiesta, no tienes que venir por la noche solo quedar con él por el día para que te diga lo que tienes que ir haciendo e ir programando cada cosa para que esté lista.

- ¿En serio?¿Tengo que encargarme yo?

-Lis -odio cuando me llama así por que solo lo hace cuando se enfada - esto es importante. Paga muy bien y nos hace falta, así que no la cagues - me señala con el dedo y levanta una ceja.

En otras palabras, como la cagues ya puedes ir y apuntarte al paro.

Asiento en señal de derrota. No va a cambiar de opinión y tampoco quiero iniciar una discusión por que no nos llevaría a ningún sitio, lo conozco.

Hugo © [DISPONIBLE EN AMAZON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora