Adrien Agreste aunque no lo pareciera era un alfa. Un alfa muy codiciado en el colegio donde estudiaba. Con tan sólo oler su esencia muchas de las betas y omegas del colegio se quedaban hipnotizadas. En el momento en el que Gabriel Agreste se enteró de que su hijo era un alfa, no le faltaron las ofertas de muchos padres de modelos que querían que pasara su primer celo con sus hijas. Pero ninguna de ellas era Ladybug. Ninguna de ellas era la superheroína alfa, lista, fuerte y hermosa.
Definitivamente el tipo de Adrien eran las alphas como él ¿Entonces como demonios podía explicar que cada noche terminaba en la cama de Nathaniel?
Nathaniel era un omega. Todo sobre él gritaba a omega, desde su delgado y pequeño cuerpo hasta su timidez e ingenuidad. No era ningún secreto para Adrien que a su alfa le encantaba el omega de Nathaniel. Cada vez que lo veía caminar por los pasillos quería ir a su lado y golpear a todo hombre o mujer que le pareciera una amenaza. Era difícil no avalanzarse sobre el primero que mirara al pelirrojo.
Y cuando llegaba el maldito celo. No sabía si maldecir o bendecir esos tres días.
Con sólo poner un pie en el colegio y ya podía sentir el aroma del celo. Podía sentir a Nathaniel sufriendo y anelando porque un alfa como él lo follara duro y lo mordiera. El hecho de imaginarse una marca en el cuello que no fuera suya dolía. Debía mantenerlo vigilado para que ningún idiota beta fuera a abusar de él. A pesar de los supresores que tomara, aún se podía oler sus hormonas gritando "sexo".
-No tienes buena cara- fue lo primero que dijo Nino, su mejor amigo. Su alfa interior gruñó y tuvo que aguantar las ganas de contestarle "No me jodas ¿En serio?".
-No dormí bien anoche- no era una mentira, desde hacía semanas que no dormía bien puesto que pasaba las noches en casa de Nathaniel. Gruñó derrotado mientras escondía su cabeza entre sus brazos. Necesitaba dormir.
No sabía si era algo de su instinto alfa pero a lo largo de los meses había desarrollado como una especie de gps que le alertaba cada vez que el omega estaba cerca. Al levantar el rostro hacia la puerta vio una mata de pelo de color rojo entrar por la puerta de la clase. Su rostro mostraba mas inseguridad de la que normalmente tenía. El alfa gruñó queriendose acercarse a él. Queriendolo reclamar.
Lo que no sabía es que se le había escapado un gruñido de verdad.
-Lo sé, está en celo, lo puedo oler desde kilómetros- Adrien se horrorizó y formó una película mental al oír aquello ¿Lo había descubierto? ¿Desde hace cuanto lo sabía? -Que asco que Marinette sea una omega-
Adrien soltó un suspiro de tranquilidad que no sabía que había estado aguantando.
-Lo que daría por ser un alfa como tú, apuesto que Marinette esta esperando a que seas tu quien calme su celo-
Era verdad, Nino era un beta y aunque sabía de sobra que no estaba enamorado de ella, era casi palpable la atracción que le producía. Aunque por otro caso estaba el hecho de que eran casi imposibles las uniones de los betas con los alfas o los omegas. Los betas solo se podían juntar con los betas. Era un hecho injusto pero no se podía cambiar.
-Ni si quiera ha tomado sus supresores, es obvio que te está enviando señales- comentó su amigo al ver a Marinette hablando con Alya en la puerta del aula.
-Que se ponga a la cola- dijo observando como la chica de las coletas se acercaban a donde ellos estaban.
-Hola Adrien- saludó primero al rubio, como no, pensó este, le resultaba gracioso ver a las mujeres en su periodo de celo, incluso hasta la más recatada y sencilla se podía volver una zorra por conseguir lo que quisiera.
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No Control |Chat Noir x Nathaniel|
FanfictionGabriel Agreste descubre que su hijo Adrien, no pasa las noches en la mansión Agreste. Lo que no sabe es que las pasa diafrazado de gato, en la habitación de un pelirrojo. Omegaverse.