Capitulo 3.

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Me despierto con los golpes y los gritos de mi padre. Mi madre sólo está allí, quieta, sin decir nada. Como si el alcohol que llevaba dentro mi padre pudiese hacerla pasar desapercibida. Salgo por la puerta de atrás y empiezo a correr. Un manto blanco cubre las aceras, pero mis pies descalzos parecen no sentir el húmedo frío; hasta que se entumecen ya entrada la noche. Me caigo, rendida por el cansancio y el frío, en un parque desierto. Se escuchan voces y risas al fondo. Alguien estará celebrando la Navidad, comiendo turrón y abriendo los regalos que harán su vida más interesante por unos cuantos días. Noto mi cuerpo entumecido, no puedo casi moverme. Entonces me quedo quieta, abriendo mis brazos al invierno. Finalmente, la inconsciencia acaba venciendome, pero no me preocupo. No pasará nada. Lo último que escucho es un villancico que canta una familia en una casa cercana. Mi último pensamiento esa noche fue para ellos: Feliz Navidad.

Pequeño desastre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora