×1× El primer dia

623 47 6
                                    

El primer día

Ya estaba por fin fuera de aquel país, que echaría de menos, aunque estuviera en la ruina era el país donde había nacido, crecido, y...¿educado de aquella manera? Criado para servir a alguien cualquier deseo que me pidieran yo debía cumplirlo, sea cual sea. Sabia más o menos a donde me dirigía. Corea del Sur un país donde ahora era una de las potencias mundiales.

El idioma no sería un problema ya que aquella gente le hacía estudiarse libros y libros de coreano y solo le hablaba en ese idioma. Aunque su idioma natal era el japonés podía hablar perfectamente coreano.

_______________

Cuando por fin habíamos llegado; todos estábamos vestidos con ropas viejas y destartaladas, con frio algunos, otros incluso con fiebre; y ahí estaba, enfrente de ellos, aunque era normal, nos habían sacado de un conteiner industrial donde solo había unos cuantos agujeros en los lados para poder respirar, incluso pude ver algún muerto dentro de aquel conteiner. Una especie de autobús grande y largo, incluso parecía tenia pinta de tener una segunda planta. Le pusieron unas esposas en las muñecas h en los tobillos para que no pudiera escapar. Lo llevaron hasta uno de los asientos y le toco al lado de un chico mucho menor que el llamado Ren Jun, parecía estar muy nervioso, también hablaba coreano, pero no tenía el acento de un japonés hablando coreano. Parecía que lo dominara como si hubiera nacido en ese país. Estuvimos hablando, necesitaría algún amigo para no sentirme solo del todo, el hecho de que en cualquier momento nos separarían era tan obvio que decidimos ni si quiera pensar en ello. Teníamos la corazonada que algún día nos encontrarían de nuevo. Estuvieron hablando del camino, hablando animada, fue de las primeras veces que pude sentir una mezcla de felicidad, nerviosismo y se podría decir confianza.

Nos llevaron hasta una especie de camerino y uno a uno se les iba aseando poniéndoles algunos tajes que parecían demasiados raros. Luego los sacaban totalmente arreglados en grupos de cinco, luego no se les volvía a ver. Una vez llego mi turno, por desgracia Ren Jun no me vino conmigo, de verdad había encontrado un amigo, y ya me lo habían arrebatado, como casi todo en mi vida. Me pusieron una pancarta de papel entre las manos que ponía, donde ponía mi nombre y mis apellidos, también algunos datos corporales sobre mí, sentía un terror que me paralizaba entero y solo podía mirar a un foco que me alumbraba ferozmente a mí, y los demás que me acompañaban en aquel escenario, también escuchar todo lo que pasaba a mí al rededor.

Cuando llego mi turno, el tercero, un presentador con mucha labia, me presentaba y leía lo que más curioso le parecía de mi pancarta, entonces comenzó un proceso de silencio de dos minutos, en los que se escuchaba algún murmullo en lo que parecía que alguien discutía sobre algo; una vez pasado aquel periodo la gente comenzaba a levantar una paleta con un numero grabado y decían números cada vez más y más altos. Hasta que alguien dijo un número muy alto y le presentador, des pues de un gesto de sorpresa y un sonido de asombro, inicio una cuenta regresiva muy lenta y pausada del tres al uno. No entendida nada, entonces unos hombres me cogieron de los brazos y me llevaron con una especie de pareja, era lo que parecía un matrimonio en una edad algo alta pero sin pasar de los 50. Entonces una chica, que no conocía de nada se acercó y me señalo al matrimonio

-Yuta Nakamoto, estos de aquí son el señor y la señora Leechaiyapornkul; a partir de ahora pasaras a ser su sirviente, recuerda lo que se te ha enseñado, ser servicial y cumplir TODOS, pero TODOS los deseos de tus amos de aquí en adelante hasta que te mueras.-

La pareja solo me miraba con una cara de ilusión y algo de superioridad que me intimidaba y solo podía mirar a la chica. Una vez acabaron el papeleo me metieron en una especia de coche largo, nunca había visto uno así. La pareja hablaba feliz que estaría contentísimo un tal Ten, por el regalo que le iban a hacer, "¿Soy ese regalo?" me pregunte a mí mismo en mis pensamientos, todo el camino fui mirando al suelo del vehículo hasta que caí rendido y me dormí.

El no es mi esclavo. [Yuten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora