Auxilió

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Uno a uno de sus botones fueron arrancados sin piedad de su camiseta escolar, desesperadamente intentaba huir de las manos de su agresor, de aquel hombre que torturaba sus pensamientos, de aquel que alguna vez amo tanto que ahora se arrepentía de ello.

¿cuantas veces quiso librarse de él? ¿cuando fue que empezó a temer? ¿cuando dejo de amarle? No lo sabía, era ingenuo en aquel tiempo, pensó que le conocía pensó que alguna vez podrían ser felices.

Dolor. Un dolor vacío, sin sufrimiento. Por cada golpe que su delicado cuerpo recibía su alma moría desplazándose como arena de entre sus manos.

Y como otras veces sucedió, su cuerpo manchado de aquel liquido que le recordaba constantemente sus pesadillas, la camisa rota, sus pantalones por algún lugar del gran salón que por alguna razón era el favorito de su agresor.

Sera por que fue ahí donde se entrego a él con plenitud, sera por que alguna vez sus caricias eran correspondidas con amor, con cariño, no lo sabe y quisiera no hacerlo, se arrepentía tanto.

Se arrepentía de haberse enamorado de aquel hombre, de haberle conocido, de todos los besos, de no rendirse, de entregarse a el como un estúpido, de aun después de todos los maltratos que su cuerpo vivía día tras día después de clases, aun después de todo aquello seguir amándole, pero era algo vacío, un amor seco, algo ficticio a lo que el se aferraba con uñas y dientes para no sentirse perdido aun cuando estuviera hundiéndose en su propio lodo.

Lentamente arreglo todas sus cosas, se coloco su pantalón e intento arreglar su camisa rota, era la tercera vez en la semana ¿cuanto tiempo habrá pasado? Quizás dos meses mas o menos ¿que importa?, no es como si alguien se diera cuenta de lo que sucede, sus padres nunca están en casa, no tiene amigos, nadie habla con él, seguro si muriera nadie se daría cuenta...

-morir...-no suena nada mal.

Paso una mano por su largo cabello azabache, seco la sangre que escurría de su labio y se encamino a la azotea de la escuela.

Mientras subía la escalera lentamente recordaba todo el tiempo que vivió con normalidad, recordó su cumpleaños numero quince, recordó que le habían regalado unos patines que adoraba, recordó cuando conoció a su primer amor, el nuevo maestro de lengua, recordó el amor tan puro que sentía por él, recordó su primer acercamiento, su declaración, la primera cita, el primer beso, su primera vez.

¿cuando se habían tornado las cosas de ese modo? No lo recordaba realmente pero parecía que todos eso momentos habían sido hace una eternidad, se veían tan lejanos en su memoria que incluso creyó que aquellos recuerdos cálidos no le pertenecían a él.

La azotea estaba abierta, sonrió levemente sintiendo que por primera vez el universo estaba de su lado, camino lento hasta la orilla, desde donde estaba podía ver la entrada principal, podía ver como su "novio" caminaba despreocupado por el gran corredor entre los jardines.

Lo odiaba, dios cuanto lo detestaba, era como si el niño bueno que solía ser fuera absorbido por la maldita y abismal oscuridad, era tan triste. Quería llorar pero están seco y eso le molestaba, por que todo era culpa de él.

-¡Te odio!-grito a los aires mientras se sostenía de la baranda con una mano.
-¡Te odio tanto!-volvió a grita logrando llamar la atención del joven profesor quien al reconocer la voz volteó extrañado.

Pero no solo fue al profesor a quien llamo la atención si no también a un estudiante de ultimo año que salia recién de su taller, logrando que la curiosidad invadiera sus moléculas y como auto reflejo siguiera los gritos constantes de odio que aquella destrozada voz reclamaba la aire.

Auxilió (Yaoi/One-shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora