Me despertó el sonido de mi móvil. ¿Qué hora era?. Las doce de la mañana. Cogí el teléfono de la mesita y me lo llevé al oido, antes viendo quien era el perturbador de mis sueños.
-¿Qué pasa Liam?.-dije con la voz adormilada y los ojos cerrados. Estaba realmente cansada.
-¿Aun estabas durmiendo ______? ¿A estas horas?.-preguntó.
-Duermo mucho, ¿qué pasa?.-contesté. Aproveché para levantarme de la cama y mirar el tiempo por la ventana. Sentir la cálida y suave alfombra en mis desnudos pies me encantaba.
-Me dejé la mochila en tu casa, ahora paso a por ella.-contestó.
-No, ya voy yo. Te veo luego.-dije mientras colgaba. Bostecé, había dormido bastante, pero seguía teniendo sueño. Me puse la bata y bajé a la cocina, hoy no sabía por qué, pero me apetecían cereales. Cogí un cuenco, una cuchara, los cereales y la leche. Mis padres ya se habían despertado, y mi hermano ya estaba jugando al fútbol en el jardín. Desayuné sola, más tranquilidad. Al final me dejé medio desayuno, aun tenía el sabor de la salsa barbacoa de la pizza de ayer en la boca. Subí a mi habitación a cambiarme, me puse la ropa y mi hermano apareció por la puerta. Me empezó a hablar muy rápido, y yo no entendía nada.Le pedí que hablara más despacio y que vocalizara bien.
-¿Cómo acabó la película?.-preguntó inocentemente mientras me miraba con súplica.
-Obvio, Tony venció a Maquina de Guerra y a Ivan, y ahora está saliendo con Pepper.-contesté.Mi hermano se fue contento y yo a peinarme. Terminé todo y cogí la mochila de Liam. Me despedí de mis padres y salí a la calle. Caminé pensando en todo. Cómo había llegado a Wolverhampton. Al principio lo odié, no lo niego, pero ahora amaba esta lugar y no me quería ir de aquí por nada del mundo. Era feliz, cosa que en España no. Crucé la calle y llegué a su casa, vivía realmente cerca. Su casa era preciosa. Realmente acogedora. Llegué a la puerta y toqué al timbre. Una mujer rubia me abrió la puerta, debería ser la madre de Liam .Karen.
-Tu debes de ser ______, encantada de conocerte.-dijo amablemente. Me invitó a entrar y yo solo le sonreí.
-Igualmente.-dije.- Vengo a darle la mochila a Liam, se la olvidó ayer en mi casa.
-Está en su habitación, primera a la izquierda.-contestó. Yo le sonreí y le agradecí. Subí las escaleras, y mientras lo hacía una preciosa voz me acompañó. Llegué a la habitación de Liam y me di cuenta de que esa voz pertenecía a mi amigo. Este chico no paraba de sorprenderme. Me quedé allí hasta que terminó de cantar. Entré aplaudiendo y él se asusto, para luego llevarse la mano a la cabeza y sonrojarse.
-Cantas genial, en serio.- dije, mientras dejaba la mochila en su cama y me sentaba a su lado.
-Si, bueno, eso creo.- contestó con modestia. Siempre pasaba lo mismo. Gente que tiene talento y lo niega.Le pedí que cantara otra vez la misma canción, y miré impresionada como le brillaban los ojos cuando cantaba. Tenía que dedicarse a esto. El mundo tenía que saber que existía una voz como la suya y que por fin, después de tanto dolor, tuviera una vida llena de felicidad.
-Tienes que dedicarte a esto. Van a empezar las audiciones para The X Factor.-dije emocionada, aunque a él no le entusiasmaba la idea.- ¡Preséntate!
-Ya lo hice.-contestó mientras miraba al suelo de su habitación.- Llegué a la casa de los jueces, y allí me quedé. Simon me dijo: ''Vuelve en dos años, serás una persona totalmente distinta''.-terminó, mientras se levantaba de la cama y colocaba la mochila en su sitio. Sin embargo yo me quedé sentada, pensando en las sabias palabras de uno de los jueces.
-Liam,¿con cuántos años audicionaste?.-pregunté con intriga. Este talento no se podía quedar en Wolverhampton encerrado.
-Mmm... tenía 14 años.-respondió mientras se volvía a sentar.
-Liam... tienes 16. ¡Ya han pasado esos dos años! Simon te dijo ''Vuelve en dos años''. No te dijo un no, te dijo un vuelve más tarde.- contesté emocionada. Liam pareció abrir los ojos, y decidimos que era hora de actuar. Liam iba a audicionar en The X Factor. Para ello tenía que trabajar duro y ensayar cada día. Empezaríamos mañana, era la hora de comer y tenía que volver a mi casa. Me despedí de Liam y bajé las escaleras despidiéndome también de Karen.
-Espera ______.-dijo la madre de Liam saliendo de la cocina.- Gracias. No sé como agradecerte todo lo que estás haciendo por Liam. Antes tenía una vida muy dura. Ahora está feliz, y es todo gracias a ti. Te doy las gracias por no dejarle solo, por no juzgarle por que la gente lo hiciera.
-Me molesté en conocerle y me encantó. No tiene que hacer nada, a mí me vale con verle feliz, y nada más.-contesté sincera.
-Ya lo sé, os invito a tus padres y a ti a cenar esta noche,¿les vendrá bien?.-preguntó. La idea me encantó.
-Si no es mucha molestia.- contesté y Karen insistió en hacerlo. Al final esta noche cenaríamos allí. Salí de casa de Liam y me fui a la mía. Tampoco quedaba mucho tiempo, y nos teníamos que preparar. Cuando llegué a casa a todo el mundo le pareció bien la idea y yo subí a mi habitación. Me dí una ducha, el calor era insoportable. Deje mi ondulado natural, aunque lo fijé un poco más. Busqué y busqué por todo el armario hasta que encontré el vestido perfecto. Formal, pero informal a la vez. Perfecto para la situación. Me puse unos zapatos de tacón y me pasé un buen rato pintándome las uñas. Cogí un collar y las pulseras de siempre, combinándolo con un simpe anillo y me fui a maquillar, un poco más de lo que suelo llevar. Estaba contenta con el resultado, me veía bien. Para ir al colegio nunca me arreglaba demasiado, y hacerlo de vez en cuando me gustaba.Bajé las escaleras y todo el mundo estaba listo,así que nos fuimos todos junto a casa de Liam. Llegamos y nos abrió Geoff, el padre de Liam. Cuando llegamos la cena estaba lista y todos empezamos a comer, aunque faltaban sus hermanas. Nicola y Ruth. Esta noche no iban a venir. Terminamos de cenar y los padres se quedaron en el salón con Izan, mientras Liam y yo salímos al jardín.
-No te había visto nunca tan arreglada.-dijo mientras me miraba.
-Losé.-contesté mientras dejaba salir el poco ego que tenía.
-Qué calor hace.-respondió Liam, mientras se desabrochaba un botón de la camisa hasta el cuello que llevaba. Mi miró divertido y empezó a reír. Yo no entendí nada hasta que me cogió en brazos y se acercó a las piscina. Yo gritaba y pataleaba.
-¡Liam, bájame ya!.-grité.
-No, me parece que no.-No me hizo casa y se tiró a la piscina conmigo en su brazos. El agua estaba helada y yo tan solo tiritaba mientras Liam no podía reprimir la risa. Salimos como pudimos de la piscina. La ropa mojaba se hacía muy pesada y hacía que nos costara salir. Karen nos pasó dos toallas mientras nos decía que nos pusiéramos ropa seca que me iba a dejar Liam. Subimos a su habitación y me sequé el pelo con la toalla mientras él buscaba unos pantalones y una sudadera para dejarme. Los pantalones me venían algo grandes, y la sudadera me quedaba bien de tamaño.
-Con lo guapa que iba yo.-dijo mientras me cruzaba de brazos y hacía pucheros.
-Sigues estando muy guapa con mi ropa.-contestó Liam secándose el pelo.
-Si, me gusta esta sudadera. Huele a tí.- respondí mientras la miraba bien y la olía de nuevo. Nunca me habían gustado las sudaderas de mujer.
-Te la regalo, te la he dado porque a mi me queda pequeña.-dijo,mientras yo le agradecía. La verdad, me gustaba. Cuando terminó de quitarse la humedad con la toalla dejó a la vista un pelo un poco rizado. Me encantó, no sabía que lo tuviera así. No era ni liso, ni rizado, era algo intermedio. Pensé que el liso era natural.
-Vaya, si tenemos un rizitos.-dije, mientras me reía y el se sonrojaba.-¿Por qué no te dejas el pelo así?
-No me gusta.- contestó, mientras se peinaba un poco con la mano.
-Pues a mí me encanta.-respondí y pasamos la noche hablando de cualquier cosa, decidiendo con qué canción iba a audicionar. Después de de escuchar mil y una canciones decidimos que Cry me a river era la idónea. Era ya la hora de marcharse, asi que me fuí a mi casa con unas increíbles ganas de que el dia de mañana Liam fuera una gran estrela.