Capitulo 5 "La fuerza de dejar ir"

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  Pasaron un par de semanas antes de que las cosas siguieran un flujo casi normal. Después de unos cuantos días, la escuela había reanudado las clases con relativa normalidad. Él hospital seguía funcionando y, después de que al sheriff se le fueran recomendados unos cuantos días de descanso- que no se tomó- la comisaría seguía ejerciendo sus funciones.

  A pesar de que a primera vista todo seguía en curso, había una ligera capa de depresión expansiva que parecía oscurecer todo él panorama.

  A Lydia no le costó demasiado caer en la cómoda rutina de una vida solitaria. Se pasaba las clases prestando demasiada atención. Los descansos, paseándose con lentitud por los pasillos. Y, él tiempo que tenía libre, lo gastaba leyendo enormes libros de lo que fuera en la biblioteca publica de la escuela. De vez en cuando, alguno de los chicos se unía a su silenciosa sesión de distracción, pero no sucedía tan a menudo como se esperaría.

  A ella no le molestaba, le resultaba extrañamente cómodo la tranquilidad que le regalaba la soledad autoimpuesta. Después de todo, jamas se había sentido cómoda con otras personas. No, al menos, con otras que no la comprendieran como lo hacía Stiles.

  Durante ese tiempo, comenzó a mirar las cosas desde una perspectiva totalmente diferente. Se estaba sumiendo en un viaje personal del que él resto del mundo no era parte. Había descubierto cosas. Que de algún modo, muy en él fondo, había sabido durante mucho tiempo. Pero que le había dado tanto miedo admitir,  que simplemente había fingido que no estaban ahí.

  Había estado enamorada de Stiles.

  Incluso antes de que las cosas sobrenaturales invadieran Beacon, una parte en lo profundo de su ser lo había amado. Pero su orgullo y miedo la habían arrastrado a fingir. Fingir que era tonta. Fingir que quería ser perfecta. Fingir que le encantaba ser el adorno que colgaba del brazo de Jackson. Fingir que su corazón no saltaba un tanto cada vez que Stiles tenía ciertos detalles con ella que nisiquiera su novio tenía.

  Ahora era demasiado tarde. E incluso, cuando Stiles aun vivía, había sido demasiado tarde. Lo había sido, al menos, en él momento en él que Derek había entrado en él panorama.

  Al contrario de lo que se podría creer, no sentía envidia, ni rabia. Había una cierta nostalgia que siempre estaría ligada a esos recuerdos. Pero siempre estaría feliz de que Stiles hubiera podida encontrar a una persona que lo había amado tal y como ella no se había atrevido a hacerlo.

  Sin embargo, tenía un cierto resquemor en su nuca. Una pequeña sensación de frustración que se arremolinaba alrededor del descubrimiento reciente. Tal vez, solo tal vez, se debía al hecho de no poder haberlo dicho nunca. A pesar de que no esperaba lograr nada con una confesión. Sentía la ferviente necesidad de habérselo dicho al objeto de su amor. Necesitaba darle un cierre al asunto, tener una respuesta a todo lo que había estado sintiendo.

  Y Stiles no estaba.

  En las ultimas semanas, había descubierto que la biblioteca publica pasaba la mayor parte del tiempo desierta casi por completo, con él ocasional paseo de algún estudiante ñoño.  La mayor parte de sus tardes, Lydia lograba meterse de lleno en la lectura de un gran tomo de historia universal o la historia de la ciencia. A pesar de eso, y con sus ojos paseándose rápidamente de palabra en palabra, tenía ligeros lapsus de desconexión que la llevaban a mirar sus alrededores con las ansias de quien sabe que tiene algo que encontrar. Al principio, aquellos instantes habían sido confusos, pero al pasar los días cayo en la cuenta de que si buscaba algo, a su fiel compañero en los debates mas interesantes que había tenido en su vida. Buscaba a aquel cerebro inteligente con el que se pasaba horas enteras hablando de física cuántica, o de química orgánica, o de la historia tras la crueldad del holocausto. Pero no encontraba nada. Y al darse cuenta de su error, volvía la vista con rapidez a las interminables lineas del pesado libro, fingiendo que no pasaba nada en absoluto mientras la grieta en su corazón se agrandaba un poco mas.

From Spark to FlameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora