Akai butterfly

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Akai Butterfly

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Se sentó junto al río, esperando ver algún pez para poder pescarlo y comerlo antes de llegar a palacio. Sabía de sobra que la princesa le dejaría comer todo cuanto quisiera allí, pero prefería tomarlo él mismo, más por gusto que por otra cosa.

Estaba viendo una presa factible de cazar con su fuerza de niño de diez años, cuando algo le distrajo de su objetivo, en concreto, una linda y pequeña mariposa posándose en la punta de su nariz.

Parpadeó un par de veces, sorprendido por el acto del insecto. Era bonita a decir verdad, y su color rojo fuego no podía recordarle a otra cosa que no fuera la princesa Yona y su cabellera. Se sonrojó al pensar en su amiga, y recordó una vez que había entrado uno de esos insectos en palacio, mientras jugaban con Soo-Won. Este último, siempre tan amable, bueno y considerado —al extremo de llegar a provocar ligeramente la envidia de Hak—, había atrapado a la mariposa y entregado a la princesa, quien la liberó al rato.

Recordaba la hermosa sonrisa que le habia dedicado al rubio, y sinceramente él también quería obtener una de ellas.

Con eso en mente, puso sus manos sigilosamente a ambos lados del insecto y, en un plumazo inesperado, lo atrapó.

Sonrió para sus adentros al notar la mariposa revolotear deseperada entre sus manos, aunque sintió un poco de pena. Bueno, después la liberaría.

Alegre y olvidándose de su principal objetivo allí, se dirigió de vuelta al palacio. En cuanro llegó, se apresuró a ir a la habitación donde Yona reposaba debido a su inoportuna enfermedad. Le costó trabajo, pero pudo abrir la puerta sin tener que abrir sus manos.

—¡Princesa! —exclamó, emocionado. La chica, desde su posición acostada, le miró con curiosidad.

—Hola, Hak, ¿que ocurre? —preguntó amablemente.

Entonces, asegurándose de que no había ninguna ventana abierta y cerrando —no sin dificultad— la puerta tras de sí, liberó a la mariposa que revoloteo por toda la habitación hasta posarse en la frente de la pequeña pelirroja.

—¡Es hermosa! ¡Muchas gracias, Hak! —agradeció y le dedicó una de esas sonrisas que tanto gustaban al muchacho.

Hak sonrió también. Era por esa razón por la cual le gustaban las mariposas.

Butterfly of NoyauxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora