5| ALEXIS

11 2 0
                                    

V

Portland

Mis ojos se movían con rapidez cuando escaneaba el interior de la caja, no le prestaba mucha atención a los detalles de las cosas, había fotos, cartas, regalos, una que otra cosa fuera de lugar que no encajaba tan bien con en el resto de las cosas aquí. Lane no decía nada sobre mis acciones, de vez en cuando me veía de reojo pero no se quejaba o me reclamaba. Sentí la camioneta pararse y levante mi vista para saber porque, enfrente de mi estaba una cafetería y no fue hasta que vi a todas las meseras llevando comida por todos lados que me di cuenta del gran apetito que tenia.

-Bienvenidas a la cafetería de Sam.- Una camarera de cabello rojo con una sonrisa contagiosa nos recibió. Nos dirigió a una mesa pegada a una de las ventanas, había empezado a chispear y el cielo se puso de un tono gris.

Lane veía por la ventana, había estado callada desde que me conto lo de Lucas, a pesar de su silencio podía ver su intranquilidad, sus dedos pegaban contra la mesa y su mirada estaba perdida en las gotas que caían del cielo y pegaban contra la ventana. Quería decir algo, pero no sabía bien que, por una parte era una disculpa por haber tocado un tema tan delicado para ella, mas tampoco era mi culpa que ella no me contara de esa fase en su vida, claro estaba contándome ahora pero no por su voluntad si no porque ejercí presión sobre ella. Para este punto todos esos pensamientos me hicieron enojar, Lane no tenía derecho a molestarse, todo esto era su culpa, ella debió contarme cuando paso, ella tuvo que mostrarme las fotos de Lucas y contarme todas sus historias al momento que pasaban.

Agarre el menú con enojo y enfoque mi vista en el, inspeccionando cada platillo sin poner tanta atención por el incontrolable sentimiento de ira en mi.

-Estaba pensando que podíamos ir a Nueva Orleans, a visitar a la abuela, hace tiempo que no la veo.- Podía sentir la mirada de Lane pero me negaba a mirarla.

-Como quieras.-

-Ok, supongo que el menú esta muy interesante. Los panqueques de moras son mis favoritos, te los dan con esta salsa de fresas muy rica, deberías probarlos.- Lane dejo salir un suspiro al ver que contestaba.- ¿Qué te pasa, Alexis?-

-No deberías estar molesta, Lane. No es mi culpa que tu no me contaras de Lucas, yo solo vi  una caja y pensé en preguntarte, ¿Comprendes?-

Pude sentir mi cara ponerse roja, Owen siempre se reía cuando peleábamos gracias  a eso, cada vez que me alteraba mi rostro se volvía de un tono carmín haciendo que no me tomaran enserio cuando estaba molesta.

-No estoy enojada, Lexi. Está bien que me preguntaras, es solo que es un tema del que no hablo desde hace dos o tres años, y volver a Seattle, ver a Kate, y luego tu preguntándome sobre el... fue mucho.- Lane me hablo con la voz calmada, se encogió de hombros y fijo su vista en el menú. Me sorprendí mucho al ver su reacción, siendo honesta me imaginaba gritos y berrinches de parte de ella, siempre lo hace o al menos eso hacia cuando peleábamos hace unos años.

Una mesera llego a nuestra mesa, su cabello rubio estaba sujeto en una cola de caballo y tenia en mano una libreta junto a una pluma.

-¿Qué les puedo ofrecer?-

-Tendremos los panqueques con salsa de fresa.- Hable por las dos y le sonreí a la chica, quien anotaba la orden.- y café por favor. –

-Enseguida.- La mesera se fue y yo le ofrecí una sonrisa a Lane.

-¿Cuándo lo volviste a ver?- pregunte y Lane dejo salir una risa.

-Unos días después, al parecer el estaba en el equipo de lacrosse de la escuela junto con Eliot, así que lo veíamos en los entrenamientos, de vez en cuando en los pasillos,  pero no hable con el hasta dos semanas después. –

Recuerdos de un amor perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora