Vuelvo a lo mismo, siempre es así.
Soñar, despertar, sufrir o incluso ni si quiera duermo...
Ellos me acechaban a cada lugar que iba, ellos no dejaban de perseguirme, siempre que se iba uno, daba paso a otro peor.
Cada vez eran más grandes y agresivos.
No recuerdo como comenzó todo, sólo sé que fue cuando era pequeña, ahora tengo dieciséis.
Llevo sufriendo esto durante largo rato, ellos empezaron siendo pequeñas sombras y está vez son gigantes. Ahora mismo hay uno en mi closet, sé que me mira fijamente, puedo sentirlo, esta vez es peor, algo muy malo pasará. Es de noche y escucho sus terribles siseo desde hace media hora no sé a que espera, en cuanto lo escuché se fue la luz, es como si detuvieran mis pies en ese lugar, la puerta de el closet comienza a abrirse lentamente...La puerta esta totalmente abierta, puedo verlo, es viscoso y negro, tiene por lo menos dos metros y medio de altura y se esta acercando a mi, no puedo hacer nada, me quedo paralizada en mi lugar y de pronto sale de mí un alardído que me causa un terrible ardor en la garganta. Salgo corriendo de mi cuarto hasta llegar a las escaleras para salir del edificio. Una vez que estoy fuera llega un gato negro a mis pies, comienzo a acariciarlo, no sin antes voltear a ver las ventanas de mi casa, en cuanto miro en la que da a mi cuarto me topo con el monstruo meneando sus enormes garras a modo de saludo en mi dirección, un fuerte escalofrío recorre todo mi cuerpo y decido ignorarlo, extrañamente el no sale de la casa, usualmente me persiguen hasta la escuela o a donde esté, pero esta vez no, esta vez algo ha cambiado.
Mientras acaricio al pequeño gato y pienso en lo que me espera en mi hogar, alguien llega por detrás de mi y toca mi hombro sacándome de mis pensamientos y causándo un susto peor que el de hace un momento haciendo que diera un salto y arrojara un golpe hacía atrás impactando en la lo que se sentía como el rostro de alguien.
- ¡Auch!
- ¡Lo siento! , en verdad me diste un buen susto, ¿Estás bien?. - me arrepentí de todo corazón en cuanto voltee y vi a un muchacho extremadamente guapo.
- Sí, gracias. Tienes una mano muy fuerte.- dijo mientras sobaba su perfecto rostro con esos enormes ojos amielados, vale exagero.- Perdón por asustarte, esque llevo un buen rato buscando a mi gato y lo encontré en tus manos.- señaló al gato y me sonrío satisfecho de haber encontrado a su mascota.- Soy Daniel, mucho gusto y gracias por haber encontrado a mi gato.
Antes de que pudiera decir algo tomo al gato y se fue.