Ya que Daniel se fue, me quede parada allí un rato más viendo la calle. Mi madrastra llego diez minutos después.
- ¡oye!, ¿que haces aquí afuera? Ya es algo tarde y hace frío, vamos adentro.
Me metí a la casa después de mi madrastra, ella se veía feliz parecía que tenía una buena noticia.
- Hoy en el trabajo me dieron una gran oportunidad para viajar, ¡ A Londres con todo pagado!, ¿¡Puedes creerlo!?.- dijo ella dando saltitos y mirándome con un brillo especial en los ojos.
Mi mundo se calló en esos momentos, me iva a dejar, claro que no planeaba llevarme, ya la conocía.
- La vecina de el 42 te va a cuidar mientras que yo no estoy, el viaje será mañana en la noche, tengo que preparar todo y ella se hará cargo de ti, no te preocupes cariño, - dijo despeinando mi cabello y dándome un beso en la frente.- estarás en muy buenas manos, me voy a dormir, te quiero pequeña.
Dicho esto se fue a su cuarto, cuando iba por el pasillo mi piel se puso de gallina y tape mi boca con mis manos sudorosas para ahogar un pequeño grito, ella se percató y volteo.
- ¿Qué pasa Fridda?
- ...El esta... Es-tá. Umm
- Háblame claro, ¿que es lo que pasa?
- El esta detrás de ti...
Ella se giró y al no ver nada me miro y dijo:
- ¿Otra vez las alucinaciones?
-No... Solamente había una araña allí, lo siento.
Puso una cara de fastidio y continuo su camino pero atravesó a la horrible criatura. Esta soltó un extraño silbido y en su rostro se dibujo una gigante sonrisa con dientes afilados de aproximadamente diez centímetros. Se empezó a acercar a mi lentamente, me cubrí la cabeza con los brazos y apreté los ojos. Sentí el roce viscoso de sus garras en mi antebrazo y empecé a recitar en mi mente que no era real una y otra vez. De pronto un alardido se escucho a lo lejos y mi madre llego corriendo.
-¿¡¿¡Qué demonios!?!?
