50 cartas y el alma rota

Breve.

Estoy recostada en el suelo, mientras escucho "Love on the brain", cierro mis ojos, queriendo colocar mi mente en blanco... pero apareces tú. Doy un suspiro de fastidio, pero no hago ni el más mínimo esfuerzo en tratar de pensar en otra cosa. Permito que estés en mí. En mis pensamientos. Permito a mis pensamientos admirar tu sonrisa, deslumbrante y traviesa. Tus ojos brillosos mirando hacia adelante, concentrado en el camino. Mientras yo estaba concentrada en ti. Detallando cada facción de tu rostro. Adore aquella tarde, que voltee a mirarte y el poco rayo de sol que quedaba pegaba a tu rostro, haciendo ver el color de tus ojos cafés un poco más claro, haciendo una combinación perfecta con tus largas pestañas. "¡Dios!" pensé. He detallado a la perfección tus anchos hombro, haciendo que todas tus camisas queden fascinantes en ti. Hay veces en los que tu perfume quedaba en mí, lo adoraba. Como aquella última noche a tu lado. Mientras conducías, decidí no mirarte. Pero sentía como disfrutabas de la música "Si, se debe ver fascinante" dije para mí. El camino casi llegando a casa se me hizo eterno, cuando decidí inútilmente mirarte... y allí, nuevamente me quede detallándote. "¡Dios mío!" pensé. Llegaste a voltear dos veces a mirarme, mientras cantabas y sonreías. Voltee a seguir viendo el camino y cerré mis ojos.

Los abro, miro el techo "¿Por qué tiene que ser así?" pensé. Permito a mis pensamientos detallarte una vez más. A ti. Tus anchos hombro, tu camisa quedando perfecta en ti. Permitiendo sentir el aroma de tu perfume. Permito detallar una vez más tu rostro. Tus cejas tan perfectas, haciendo combinación con tus largas pestañas, tus ojos un poco achinados y tu sonrisa tan perfecta como el color café de tus ojos. Mientras me levanto, con tono fastidioso mientras suspiro y al su mismo tiempo sonrío, digo para mí misma "Ay cariño...".