Hasta que te conocí

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Uff, recuerdo aquellos tiempos en los que niño no esperaba algo más, que mis tan queridas y amadas vacaciones (también navidad, cabe mencionar), ya fuera por los cursos de verano o ir a la casa de mis ahora difuntos abuelos, si te soy sincero realmente los extraño, ellos eran mi todo, de hecho una vez llegue a considerar que los amaba más que a mis propios padres.

Sin embargo a mediados de este año ellos murieron,mi abuela fue la primera, ya que padecía de cáncer de pulmón, el cual no fue detectado a tiempo por lo que murió muy rápido y mi abuelo por tan enorme tristeza decidió suicidarse con una sobre dosis de pastillas para dormir junto con algunos anti depresivos, aveces es tan sorprendente lo que un ser humano puede llegar a hacer, y más por la muerte de un ser querido y amado, recuerdo que estuve muy deprimido respecto a este tema, de hecho no salí de mi cuarto, ni comí y obviamente no hablaba con nadie, realmente por toda mi vida recordare el relajante sonido de las olas desplomarse contra la playa en una noche tan tranquila, mientras me contaba historias para dormir o cantándome algunos arruyos, aquel sabroso sazón de mi abuela y aquellas increíbles historias acompañadas con una moraleja y un sin fin de frases de mi abuelo.

-Hijo ¿Te sientes bien?-Pregunto la tan delicada voz de mi madre

-¡NO!, ¡Déjame solo, no quiero ver a nadie!- Respondí gritando a la vez que lanzaba una almohada contra la puerta, haciendo un enorme ruido que sobresalto a mi mamá

-Cariño, debes de tranquilizarte, estoy segura que a la abuela no le gustaría verte llorar, y menos que reaccionaras de esa forma- Siguió insistiendo 

-¡Silencio, no quiero escuchar una palabra más! por favor vete, no quiero hacerte daño...ni a ti, ni a nadie...- Grite mientras me desplomaba en el piso estallando en un mar de lagrimas

Así pase todos los días, realmente no lo comprendía, hasta que no me había percatado que llevaba así, hace aproximadamente un año entero, pero finalmente creo que lo he superado un poco, y me cuesta admitirlo, ¿Acaso hay alguien que me comprenda ahora mismo?, o que alguien acude a mi llamado

Respecto a mi superación, mis padres decidieron que para mi bienestar era mejor que estas ultimas vacaciones las fuera a pasar en en su casa, ya que al siguiente año, ya entraría a estudiar en la universidad y  ya no tendría tiempo para esto, pero la parte buena era que  yo decidiría que hacer con los cosas, inclusive con la casa, al principio creí que era más que una mala idea pues por todos aquellos cachivaches me entraría el sentimiento de la tristeza y terminaría llorando, pero después de razonarlo por mucho tiempo, llegue a la conclusión de ir, pues mis tíos y padres venderían todo y me resultaría peor.

En fin, por todo el trabajo de mis padres, estos no pudieron acompañarme, aparte de que piensan que ya soy muy mayor para cuidarme yo solo, ahh....adultos ellos nunca cambiaran.

-Lo siento mucho Alan, no te podremos acompañar, ya sabes por nuestro trabajo- siempre con su hermosa sonrisa mi madre

-Tu madre tiene razón, aparte ya estas muy grandecito para que te estemos cuidando a todo momento- sin embargo él, un tanto...refunfuñon

-Claro, aparte no estarás solo, también tu tía Carla vive muy cerca así que no te sentirás completamente solo.

Bueno después de todo este rollo, de confusiones, empaque todas las cosas que iba a necesitar, y por si acaso deje un poco de espacio por si algunas de los cosas me las traía, tal vez algo como una foto, libros e inclusive ropa, pero bueno, me dirigí lo más rápido a la estación de autobuses (ya que como mencione anteriormente la casa de los abuelos esta muy cerca de Bondi Beach, en el estado de Sydney) así que no me tome mucho tiempo, mínimo fue como una hora.

Mientras esperaba mi parada, una chica (muy guapa la verdad) se sentó al lado de mi, y pues lo que sentí en ese momento no lo podría describir, fue como si ella me mandara un mensaje telepático y me dijera: "Háblame"  o es posible que haya experimentado un deja vu por lo que empece a armar una charla, un poco rara e incomoda.

-Hola, linda es un gusto conocerte- le dirigí la palabra de la forma mas amable posible

-¿Ah si?, pues para mi no, ni siquiera se tu nombre, es más, ni siquiera te conozco- me respondió algo enojada

-Ah si claro, perdón por mis malos modales mi nombre es Alan y tu ¿Como te llamas?

-Ok, ¿pero por que le tendría que dar mi nombre a un total desconocido?

-Vamos yo solo quiero conocerte

-Mph ya veo ¿Con que quieres conocerme? claro y como me conoces tan bien como la palma de tu mano, pero lo siento cariño yo no soy ese tipo de chicas comas las que tienes atrás- señalo a un trió de chicas que cuando voltee las acache mirándome y riéndose- que solo se te acercan como moscas por tu linda apariencia de niño mimado, así que: Hasta nunca- Me dijo de alguna forma verdaderamente sarcástica para luego irse.

Después de que ella se retirara dentro de mi nació una enorme curiosidad por ella, me pregunto si algún día la volveré a ver, aunque haya sido por esta pequeña e incomoda conversación me he dado cuenta de que ella no es como las demás, ella tiene algo diferente, me encantaría poder conocerla mejor, aparte su carácter es un tanto...peculiar, me pregunto si así es es ella, o tan solo actuó así conmigo, también es por mi culpa, me presente de una forma muy directa.

¡Paaaaaarada hacia Bondi Beach!

oh esa era mi parada, uff... creo que no podre soportar ver la casa vacía y sin nadie que me espere, creo que tendré que irme a hospedar a un hotel y por las mañana escombrare todo aunque estas vacaciones serán algo largas y tristes pero a la vez siento la impresión de que algo muy bueno sucederá.

Pienso que esto podría ser el inicio de algo muy grande....

La Chica Que Ama El Mar, HallieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora