La llegada a la ciudad del crimen

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Me llamo Nathan, y como ya sabéis, soy huérfano. Llevo de estado en estado,recoriendo el país desde los 7 años, y ahora mismo tengo 14, así ya os imagináis en cuantas casas de acogida he visitado. No he llevado una vida de lujos, pero tampoco ha sido horrible, no si la sabes sobrellevar. He estado en Metrópolis, Nueva York, San Fransokyo, Smallville y Central City, entre otras, y en ninguna de ellas he durado más de un mes. Todo tengo que decirlo, he conocido a muchos de los super humanos del país, como a Superman en Metrópolis, o a Flash en Central City.

Lo que más me emocionaba de ir a Gotham era poder llegar a conocer al justiciero, al caballero oscuro, conocido también como el mejor detective del mundo.

Aún así también estoy muy asustado de ir allí sin protección ninguna, ya que hay atracadores en cualquier esquina, por lo que he escuchado, mataron a Thomas y Martha Wayne, una de las familias más poderosas y ricas de la ciudad, dejando huérfano a su hijo. Pobre crío.

Además se que está también el asilo Arkham, en el que están encerrados todos los lunáticos con los que se ha encontrado Batman, como el hombre lagarto, o el tirador experto, o la ladrona, o sin ir más lejos, el Payaso. Nunca he visto fotos sobre ninguno de ellos, pero se que son peligrosos, sobre todo el Payaso, y por lo que me han contado, es bastante feo. En la última casa de acogida que estuve, me contaron que tenía la cara desfigurada provocando una permanente sonrisa roja en su cara, la cual es totalmente blanca.

Cuando por fin llegué a Gotham, eran las doce y media del medio día, y me moría de hambre. Estaba deseando llegar para comer algo.

Una vez llegué, la recepcionista, una chica muy amable me acompañó a mi habitación, donde dejé mis cosas y me acomodé. A las dos, fuimos todos a comer al comedor, y he de admitir que la comida me gustó bastante, hamburguesa. Hacia mucho que no comía una tan deliciosa.

Pasaron un par de días, y aún así seguía sin acostumbrarme a tener una habitación para mi. En las otras casas de acogida tenías que compartir habitación. A las cinco y media de la tarde vino la directora de la casa.
-Nathan, ven conmigo.- Dijo.

Sin negarme me levanté de la cama y junto a ella me dirigí hacia su despacho.

En él, había un escritorio con varios folios apilados, dos sillas y más decoración, pero no me fijé en esta. En una silla había un hombre sentado, bien vestido, cabello negro y de ojos verdes.
-Nathan, este es Bruce Wayne. Señor Wayne, este es Nathan, llegó aquí hace un par de días.
-Hola Nathan. Encantado de conocerte.- Me dijo tendiendome la mano.
-Hola señor Wayne, es un honor conocerle.- Le dije dándole un apretón de manos.
-Nathan, al señor Wayne le gustaría que adoptarte, si a ti te parece bien,claro. - Me dijo la directora.
-Sí,claro, por mi encantado.-Dije con una sonrisa en la cara.
-Bien, coge tus cosas y te acompañaré a la entrada.

Volví a la habitación,recogí todo y la dejé tal cual la había encontrado el primer día.

Cuando pasé por recepción, me crucé con la recepcionista que me acompañó el primer día.
-Anda, hola Nathan. Veo que te ha adoptado un buen hombre,¿eh?-Me dijo alegre.
-Sí, ya era hora de que tuviese suerte.-Le dije.
-Te echaré de menos, me caes bien.
-Y yo a ti, eh...
-Me llamó Cassie. Oye, ¿que te parece si algún día voy a visitarte?-Me dijo-Sí a usted le parece bien,claro-Dijo mirando al señor Wayne.
-Claro,ningún problema.
-Jeje, me alegro. Bueno, hasta pronto Nathan. Hasta pronto señor Wayne.
-Adiós.- Le dije dándole un abrazo.

En la entrada del orfanato había una limusina con un hombre esperando junto a la puerta.
-Alfred, este es Nathan. Nathan, este es Alfred, un gran amigo.
-Buenas tardes señorito Nathan. Mucho gusto en conocerle.
-Hola Alfred, igualmente.

Los tres subimos al coche y nos dirigimos a la mansión Wayne.

Una vez llegamos, Alfred aparcó en la fuente de la entrada y llevamos mi equipaje a mi habitación.
-Amo Nathan, este será su cuarto, esa puerta de ahí da al baño, y esa otra a una sala de juegos. Además tiene una televisión y un par de estanterías con todo tipo de libros.-Me dijo Alfred.
-Muchas gracias Alfred,  pero ¿por qué me llamas "amo"?
-Verás, Nathan, antes de que mis padres muriesen, él era el mayordomo de la familia, pero después de aquella noche y de toda su ayuda se ha convertido en un gran amigo. - Me dijo Bruce.
-Siento mucho lo de sus padres, señor Wayne.
-No pasa nada, es parte del pasado. Y puedes llamarme Bruce.
-De acuerdo. A mi puedes llamarme Nate.

Los tres bajamos al salón,  y Alfred fue a la cocina a preparar un té.
-¿Puedo preguntarte algunas cosas?-Le dije a Bruce.
-Claro,adelante.
-¿Por qué decidiste adoparme a mi?
-Ya era hora de que el legado Wayne continuase, y aunque no tengas mi sangre, para mi eres un hijo, y eres un Wayne. - Me explicó.
-Pero, con todos los niños que había el el orfanato, ¿por qué yo, y no cualquier otro?
-Vi tu expediente, como te quedaste huérfano, y habiendo ocurrido aquello, a mi también me hubiese gustado que me adoptasen si no hubiese tenido a Alfred. Yo también lamento mucho la muerte de tus padres.
-Gracias,pero aún así yo era muy pequeño,casi ni me acuerdo.
-Mejor, así no te duele tanto.
-Bueno, la segunda pregunta es...
-Aquí tengo el té señores.-Dijo Alfred entrando al salón.
-Gracias Alfred. -Dijimos Bruce y yo.
-Bueno, la segunda pregunta es si has visto alguna vez al caballero oscuro, aquel al que llaman Batman.

Alfred miró a Bruce y le dijo:
-Señor, ¿No tenía algo que enseñarle al señorito?
-Sí claro. Gracias por recordarme lo Alfred. Ven Nate.

Bruce y Alfred me llevaron a una sala con una chimenea, un enorme cuadro de Thomas, Martha y Bruce Wayne y varios sillones con una mesita en el centro. Junto al cuadro había varias estanterías. En una de ellas estaba el busto de alguien que no reconocía. Bruce echó la cabeza del busto hacia atrás revelando un botón. La estantería se hizo a un lado, mostrando una especie de ascensor.

Los tres entramos en él y nos llevó a un piso inferior. Cuando las puertas de abrieron no veía nada. Todo estaba a oscuras.
-Ordenador, reconocimiento de voz: Bruce Wayne. Enciendelo todo.

Las luces se encendieron, dando visibilidad a todo el lugar.

-No puede ser...-Dije incrédulo.- ¡Mi padre es Batman!

Ciudad de mil demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora