La máscara de la toxina.

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Una vez terminamos de desayunar, ayudé a Alfred con los platos y fui al salón. Allí encontré a Bárbara.
-Hola Barb. -La saludé amablemente.
-Hola Nate, ¿no te has ido con el resto?
-Bruce no quiere que tenga nada que ver con ese tal Máscara Negra.
-No me extraña. Una vez me enfrente a él, no es que sea muy fuerte, pero tiene muchas mafias en su mano, y armamento muy poderoso.
-Bueno, si tu lo dices. ¿Puedo preguntarte algo?
-Sí, claro, adelante.
-¿Qué ocurrió? Quiero decir, ¿cómo acabaste en silla de ruedas?

La cara de Bárbara se transformó totalmente. Pasó de tener una bonita sonrisa en su cara a tener una expresión casi de terror.

-Lo siento. -Le dije sentándome a su lado.
-No te preocupes.
-No tienes por qué contarlo, de verdad.
-No, no pasa nada. Es solo que necesito recuperar el aliento. Ocurrió hace casi un año, había quedado para cenar con mi padre. Aquella noche me llamó para decirme que no podría quedar, que él había escapado del asilo Arkham y que iría con Bruce a buscarlo. Pasaron dos días y ni rastro de él. Pasó una semana y al fin cené con mi padre. Cuando estábamos en mi apartamento, sonó el timbre. Yo fui a abrir la puerta, creyendo que fuese un correo que esperaba de una amiga, pero no era el correo.

Se quedó callada un instante.
-¿Qué era? -Le pregunté sin dejar de mirarla.
-Aquella cara blanca, su mirada sádica... su sonrisa psicópata... aquel al que tanto habían estado buscando estaba frente a mi, apuntándome con un revolver al vientre. Sin poder hacer nada, apretó el gatillo. La bala atravesó mi columna, haciendo que me desplomase en el suelo. A partir de ahí solo recuerdo que se agachó junto a mí, destapando el obejtivo de su cámara y abriendo mi camisa y a sus matones llevándose a mi padre, entonces en ese momento perdí el conocimiento. Me desperté en el hospital, con Batman a mi lado y al agente Bullock, el compañero de mi padre frente a mí. Y no sentía las piernas. La bala había destrozado la parte de la columna que controlaba las piernas. ¿Entiendes por qué tu padre no quiere que te acerques al Joker?
-Sí... Maldito desgraciado. ¿Y nunca has querido vengarte de él?
-Cada noche he querido recuperar las piernas para estar de pie, frente a él con una pistola apuntándole. Y cada noche lo he soñado, pero siempre acabo cayendo.
-Te prometo que yo te vengaré.
-Ni de broma Nathan. No te acercarás a psicópata.
-Eso está por ver.

Hubo un silencio incómodo unos instantes hasta que Bárbara decidió romperlo.
-Ey, ¿qué te parece si vienes a comer a mi casa y aprovechamos y te enseño como son las tecnologías de Batman?
-Claro, por mi encantado. Voy a avisar a Bruce.

Bajé a la Batcueva y los encontré a todos frente al batordenador observando un mapa de los muelles de Gotham.
-Bruce, ¿podemos hablar un momento? -Le dije.
-Sí. -Dijo acercándose a mí. -¿Qué pasa?
-He estado hablando con Bárbara, voy a ir a comer a su casa y a familiarizarme con todas tus tecnologías, ¿vale?
-Genial, así al menos te mantienes ocupado y adelantamos un entrenamiento.

Subí a mi habitación con Bárbara y estuvimos viendo la tele y jugando a algunos videojuegos.

Llegado el medio día, decidimos ir hacia su coche para volver a casa de Bárbara.
-¿Necesitas ayuda para subir al coche? -Le dije.
-No me vendría mal, cada vez que tengo que subir o bajar yo sola me hago polvo los brazos. Muchas gracias.
-De nada. -Respondí mientras pasaba mi brazo bajo sus rodillas y hombros.

Una vez subidos al coche me llegó la duda del siglo.
-Oye, ¿cómo vas a acelerar y frenar?
-Funciona con piloto automático. Bruce lo instaló cuando ocurrió aquello.
-Mola.

Llegamos a su casa, un apartamento en las afueras de la ciudad, moderno y muy bonito.

Comimos espaguetis y por la tarde estuvimos practicando con la tecnología que tenía Bárbara, sus ordenadores y los aparatos que me dio Bruce.

Ciudad de mil demonios.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora