II.

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Harry pasó lo que quedo de la noche pensando incesantemente en aquel pequeño chico castaño. Al llegar la una de la mañana decidió salir hacia la aclamada discoteca de la que le habló Louis antes, y si no lo recordaba mal, también era el lugar en el que se había presentado Niall para trabajar.

Abrió apurado la puerta del piloto de su auto y colocó las llaves con desesperación.

Y es que ¿A quién engañaba? El pobre muchacho estaba por completo impaciente por ver de nuevo a Louis, negarlo sería absurdo, sus pensamientos estaban encasillados en si en verdad tendría la oportunidad de tener sexo con el poseedor de esos ojos azules, los ojos más azules y hermosos jamás vistos por alguien antes.

El rizado comenzó a recorrer las tétricas calles de Londres, intentando apreciar la belleza nocturna de esta sin éxito, hasta que por fin llego al Night 69.

En la acera se encontraban varias chiquillas con escotadas blusas y provocadoras minifaldas que permitían ver sus delicadas bragas hambrientas de sexo y diversión por solo una noche, todas ellas acompañadas de sus respectivos novios que ponían mala cara si te pillaban viendo hacia las piernas de ellas.

Harry considero esta vista un tanto estúpida y deprimente, así que se abrió camino hasta la entrada y habló por un momento con el fornido hombre que la resguardaba. No le tomo demasiado tiempo el que lo dejasen pasar, entró apurado, no sin antes chocar puños con el hombre antes mencionado y guiñarle un ojo a uno de los muchachos que dejaba atrás. Esto provocó el berrinche en varias chicas, pero siendo sinceros, Harry estaba mucho mejor que cualquier zorra en aquel lugar.

Una manta de humo inundo su vista cuando ingreso a la discoteca, una incontable cantidad de cuerpos bailando unos juntos a otros se esparcían por el lugar, al compás de la potente y estruendosa música que producían los enormes parlantes al lado de lo que se suponía era un escenario. Harry camino despacio hasta llegar al pequeño bar ubicado en una esquina de la pista de baile.

-Buenas noches, ¿desea que le sirva algo señor?- preguntó el mozo encargado de los tragos.

Harry se inclinó un poco sobre el taburete que los separaba para que lo oyera con mayor claridad- Vengo buscando a Louis ¿está aquí?

-Siga de largo hasta llegar a las escaleras, Louis debe estar en alguna habitación del segundo piso- indico el hombre señalando hacia el camino que debería tomar el rizado.

-Gracias- respondió apurado, no quería perder ni un solo segundo.

El recorrido hasta las escaleras fue todo un fastidio, cada vez que Harry trataba de avanzar se veía atrapado por alguna chica que suplicaba bailar junto a él. Estaba hostigado ¿Qué acaso era necesario pegarse un letrero de homosexualidad en la frente para que lo dejasen en paz?

Subió las escaleras que dirigían al segundo piso. Una gran hilera de habitaciones se presentaron ante él, las puertas se abrían y cerraban a cada instante dejando ver parejas desnudas en su interior. Parecía imposible encontrar a Louis en medio de tantas personas.

-Pensé que jamás llegarías.

Esa voz...

Louis.

El castaño hablaba a espaldas del ojiverde, con voz fina y delicada. Harry se giró para ver a los ojos del más pequeño. Louis vestía una camisa azul y unos ajustados pantalones negros, no llevaba mayor arreglo, no lo necesitaba, en su simpleza radicaba su sensualidad.

Porque sí que era atractivo y Harry no lo negaría ni un instante.

-Bueno no pensaba venir, pero ya sabes, no tenía nada interesante que hacer y...

Forget  |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora