Prólogo

258 22 8
                                    

- Que silencioso, en más de 17 años es la primera vez que noto lo enorme que es está casa.

La mujer camino por el pasillo de la casa y subió las escaleras hasta su habitación, en el trayecto se detuvo a contemplar algunas fotografías, ya en su habitación sobre una elegante repisa se hallaba una fotografía de un hombre apuesto y joven, al lado un florero y un incensario, prendió el incienso y colocó un pequeño joyero en la repisa.

- El veterinario me dijo que por la edad ya no había mucho que hacer, no quería que sufriera innecesariamente por eso hice que lo durmieran, pedí que lo cremaran y me lo traje a casa - acaricio la foto del joven - Ahora mi Puky esta contigo cuidalo  bien Heiji, se que lo mimaras y jugarás con él, cariño.

Se acercó a la ventana para abrirla un poco, se quedó a contemplar un poco la calle, ya no podría sacar a Puky a pasear nunca más, tenia ganas de llorar y sabia que en cualquier momento se le escaparan unas lágrimas, aunque estaba conciente que se encontraba sola en la casa, hace años que había decidido nunca llorar frente a Heiji o a una foto suya.

De repente los vio pasar, casi siempre andaba en grupo, sus vecinos eran muy llamativos con sus ropas de colores vivos y característicos de cada uno, vivían a un par de cuadras pero en su ruta habitualmente  pasaban frente a su casa.

- Sabes Heiji, siempre que miró a los niños Matsuno me pregunto cómo hubiera sido el nuestro, hubiera tenido su edad, bueno unos meses menos pero creo que hubieran ido al mismo salón de clases, varias veces me lo imaginé jugando y correteando entre ellos.
Suspiro suavemente y se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja.

-No te enojes Heiji, nunca le puse nombre y menos un rostro, y si los vieras estoy segura de que tu también lo hubieras hecho - se acerco a la ventana para verlos con más detenimiento-  tu apenas y los conocías, a veces es difícil diferenciarlos, cuesta algo de trabajo. Cuando te fuiste creo que aún no iban al preescolar, de niños eran unos traviesos, creo que aún lo son pero con los años se ha vuelto más fácil distinguirlos.  Te explico  el que va al centro con canguro rojo, el es el mayor su nombre es Osomatsu, no se a que se dedica, pero siempre lo veo rondando por el Pachinko - la mujer ligeramente señaló con el índice hacia la derecha - Ese es Choromatsu, el de la camisa  verde, es un chico muy respetuoso y condescendiente, siempre parece  ocupado, aunque creo que busca trabajo. El que esta al otro lado es Ichimatsu, es el más callado y reservado de todos pero es muy buena persona casi todos los días lo veo alimentando a los gatos callejeros que rondan por el vecindario.

La dama giro un poco la cabeza hacia la izquierda y comentó nuevamente.

- Ese el que va hablando por teléfono es el menor, Todomatsu, el trabaja en una cafetería cercana y la mayor parte de tiempo ésta  paseando con chicas, se hace el tierno pero dudo que lo sea se le nota en la mirada.

La dama se acerco un poco más y se apoyo en el alféizar de la ventana y prosiguió hablando aunque bajo considerablemente su tono de voz.

- Los que van más atrás son mis favoritos, el de amarillo es Jyushimatsu, ese chico es un sol, siempre va alegré e ilumina a todos con su sonrisa, el te hubiera agradado mucho Heiji, también le gusta el baseball y los perros, recuerdo que siempre se me acercaba a saludarme y a acariciar a Puky - la mujer hizo una pausa para suspirar nuevamente - el de azul es Karamatsu, el es un ángel, es un muchacho muy caballeroso, colaborador varias veces me ha ayudado con las bolsas, no sólo a mi si no también a las otras señoras incluso lo he visto ayudar a las ancianas y a los niños a cruzar la calle, es muy tierno con sus hermanos, realmente un muchacho encantador, creo que el te hubiera  agradado mucho más .

La mujer se enderezó y cerró la ventana, camino de nuevo hacia la repisa y miro hacia la fotografía del hombre, mientras le sonreía.

- Sabes Heiji se me ha ocurrido una idea, recuerdas que hace años te dije que la vida era muy injusta, porque Matsuyo y Matsuzo podían tener 6 bebés de golpe y nosotros no podíamos tener ni uno.  ¿Porqué  no adoptar uno de los chicos Matsuno?... Si ya se que dirías Emma estas loca como se te ocurre semejante barbaridad. Bueno es que no me explique bien, creo que el término correcto es apadrinar - hizo una pausa mientras se sentaba en la cama y se disponía a explicar sus ideas - Tu sabes que criar y educar a 6 hijos es un fuerte golpe económico, entiendo que para los Matsuno es muy complicado pagar los estudios superiores de sus chicos, creo que ninguno ha ido a la universidad por eso; bueno nosotros económicamente estamos muy bien, tampoco tenemos un heredero; creo que ya me entiendes.

Se paró y se acerco de nuevo a la ventana su vecinos ya no estaban en su campo de visión, pero aún así se quedo un rato más a mirar hacia la calle.

- Me gustaría convertirme en la segunda mamá de Karamatsu, de todos es el que más me agrada, voy acercarme poco a poco, ganaré su confianza...Sabía que la idea te gustaría y que  él te agradaría también..

o-o-o-x-o-o-o
Bueno la idea me andaba rondando desde hace tiempo, también tenía bastantes ganas de escribir algo de Karamatsu, el se me hizo el personaje ideal para está historia, a él le falta amor.
¿Que les pareció Emma? En el siguiente capitulo la conoceremos un poco más y también veremos como intenta acercarse a Kara.

Azul con brillo plateado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora