3.1K 330 112
                                    

24 de Noviembre/11:24 am.

---

Ahora mismo me encuentro en la cama, cubierta por tres mantas. No me encuentro muy bien y todo desde hace dos días, desde el cumpleaños del pelirosa de Kihyun. Salimos a celebrarlo por la feria Changkyun, Jooheon, Kihyun y yo y al parecer me he llevado un constipado.

Mis padres no están en casa ni lo estarán hasta dentro de tres días, hasta el lunes que viene. Pues yo misma los apunté a un concurso en el cual el ganador se llevaba un viaje de una semana con todos los gastados pagados a la isla de Jeju, viaje que sorprendentemente ganaron. El motivo por el que no fui a ese viaje es porque solo es para dos y además porque tengo clases en estos momentos, aunque ir a aquel viaje tampoco era mi objetivo. Los apunté para que se tomasen un descanso de tanto trabajo.

Cambiando un poco de tema, harán ya tres meses desde que me mudé a esta ciudad o "volví", y digo volví ya que en realidad es mi ciudad natal. Pongo comillas puesto que a pesar de ser mi ciudad natal, no consigo recordar nada de ella con claridad y esto tiene su explicación.

Hace dos años tuvimos un accidente de tráfico, por suerte no fue muy grave y nadie salió herido, nadie exceptuándome a mí. El accidente en sí no fue muy grave, pero el golpe que me di en la cabeza sí lo fue. Aquel golpe me causó una pérdida de memoria, pero que por suerte los médicos declararon que la volvería a recuperar. Se habían borrado de mi mente hechos anteriores al accidente, que poco a poco fui recordando.

Mi familia y yo nos fuimos de casa por temas de trabajo cuando yo tenía dieciséis años, y después de dos años como comenté anteriormente, volvimos. La cosa es que no recuerdo ningún amigo aquí y mis padres nunca me comentaron nada al respecto.

Pero no me hizo falta, ya que en cuanto llegué fui bien recibida por aquellos tres de los que hablé al principio, Changkyun, Jooheon y Kihyun. No sé qué habría hecho sin ellos durante estos tres meses de instituto que llevamos.

Y qué decir de Kihyun, es el chico que me gusta. El que me anima y ayuda en todo lo que puede, el que hace todo por sacarme una sonrisa cuando no he tenido un buen día, con el que me puedo pasar horas hablando sin cansarme, que tengo unas ganas tremendas de abrazarlo y no soltarlo, y con el que por algún motivo siento como si nos conociésemos de toda la vida.

Ahora mismo está en el instituto, dijo que vendría a verme en cuanto terminase su horario puesto que yo en el estado en el que me encuentro, he decidido que sería mejor quedarme en casa.

14:34 pm.

Kihyun ya tiene que estar de camino y cada vez que pasa el tiempo me pongo más y más nerviosa, no lo puedo evitar cuando se trata de él.

Entonces, alguien toca al timbre y detrás de la puerta se escucha una voz. Su voz, diciéndome que ya está aquí. Así que como puedo me levanto, con una manta echada por encima de los hombros, y me dirijo hacia la puerta.

En cuanto la abro lo primero que me encuentro es aquella sonrisa, aquella sonrisa que hace que me derrita por dentro. Posa su mano en mi frente.

―Aún tienes fiebre, vuelve a la cama. ―dijo el pelirosa mientras me llevaba de vuelta a la cama.

―Pero si ya estoy mejor. ―repliqué.

―Shh. ―me hizo callar.

Entonces me volví a meter en la cama y él mismo me volvió a arropar con todas aquellas mantas.

―¿No has comido aún verdad? Te prepararé una sopa, no te muevas. ―me ordenó.

Y se fue directo a la cocina para preparar la sopa mientras yo reposaba en mi cama sin rechistar, cubierta por tres mantas y roja como un tomate por el hecho de que el chico por el cual mi corazón va a mil por hora estuviese preparándome la comida.

Poco después volvió con un paño muy húmedo entre sus manos, el cual puso sobre mi frente. Yo solo agradecí mientras él sonreía.

No consigo entender por qué es tan bueno conmigo, y no solo ahora que somos más cercanos, sino siempre. Desde que nos conocimos ha estado pendiente de mí, siempre.

19:21 pm.

Abrí los ojos y miré el reloj que se encontraba en mi mesilla de noche, me había echado una buena siesta.

Observé la habitación y en la silla de mi escritorio pude ver a un Kihyun pelirosa durmiendo. No pude hacer otra cosa que sonreír, parecía un ángel. Mi ángel.

En ese momento, él también despertó.

―¿Cómo te encuentras? ―preguntó aún un poco despistado, tan adorable.

―Mucho mejor, gracias a ti. ―sonreí.

Entonces se acercó a la cama sentándose en el borde de ella, me quitó el paño húmedo y posó su mano en mi frente.

―Sí, estás mejor. ―sonrió.

Lo único que podía hacer era mirarle a los ojos, aquellos ojos que me hipnotizaban, y preguntarme muchas cosas. Entre ellas había una pregunta de la que necesitaba una urgente respuesta: ¿Quién eres?

Semanas después de conocerlo noté aquella conexión, aquella conexión que ya había sentido con otra persona la cual no pude ni puedo recordar pero que estaba apunto de hacerlo. Noté que me conocía demasiado bien como para haber empezado a hablar haría menos de un mes, notaba muchas cosas con él que por algún motivo me eran demasiado familiares.

Nos encontrábamos cara a cara, uno delante del otro, en silencio. Era la oportunidad perfecta, así que lo hice.

―Kihyun. ―pronuncié.

Él me miró a los ojos fijamente, acción que me puso más nerviosa.

―¿Quién eres? ―me atreví a preguntar.

Se acercó un poco más a mí y siguió mirándome de la misma manera. En ese momento supe que sabía a qué me refería.

Estuvimos unos cuantos segundos en silencio, entonces aquel pelirosa lo dijo.

―Tú, solías amarme.

Me quedé paralizada. Kihyun se acercó poco a poco hacia mí, hacia mis labios y finalmente me besó. Fue en ese momento en el que recordé todo.

Recordé todo lo que pasó hace dos años. Recordé los paseos por la playa, los helados de todos los viernes noche, recordé los días lluviosos en los que nos pasábamos la tarde viendo películas, recordé aquellos besos, aquellos te quiero, todos esos momentos juntos que odio haber olvidado. Recordé todo lo que pasó entre nosotros dos años atrás, antes del accidente.

Lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas y sin pensármelo dos veces lo abracé. Lo abracé para no volverlo a dejar jamás.

Y entonces supe por qué no me lo había dicho antes. Los últimos meses antes de mudarnos nuestra relación no estaba pasando por los mejores momentos, discutíamos casi siempre por tonterías y todo por mi culpa, siempre iba estresada y lo pagaba con él.

Él solo quería empezar de cero y hacerlo todo bien, así que por eso nunca me dijo nada.

―Lo siento. ―dije aún abrazada a él.

―No hay nada que perdonar. ―nos separamos y agarró mis manos.

―Lo importante es que volvemos a estar juntos y no te volveré a dejar ir. ―posó un dulce beso sobre mi frente.

―Te quiero. ―dije.

―Te quiero. ―respondió para luego juntar nuestras frentes, mirándonos el uno al otro, felices de volver a estar juntos.

---

Gracias por leer♡

• 「You Used To Love Me ; YKH」 •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora