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CAPÍTULO 10.

CAPÍTULO 10.

Guardo un par de cosas más en mi maleta, las cosas fueron tan repentinas que no se con exactitud qué está pasando, sé que iremos a Salem y según e investigue es el lugar de las brujas o algo similar, no estoy segura, Aiden dijo que empacara ligero ya que no estaríamos más de un día allí.

Cierro mi maleta y coloco en el piso, me aseguro que todo el departamento se encuentre cerrado y salgo de ahí cerrando la puerta con llave, se las doy a Marcia, mi vecina, y me dirijo al ascensor.

Salgo del edificio y bajo las escaleras de entrada, frente a mí se encuentra Aiden con sus lentes de sol, según él los usa para proteger sus ojos del sol y lo hacen ver sexy, lo segundo no lo puedo discutir.

Abre la puerta del auto para mí mientras el chófer toma mi maleta y la coloca en la parte trasera del auto.

Cuando ambos estamos en el auto, el chófer enciende el auto y hace su camino hacia el aeropuerto, el auto no tarda mucho tiempo en llegar debido a que las carreteras se encontraban casi despejadas.

- Ten. - dice Aiden mientras me tiende un pequeño frasco con una sustancia oscura dentro de él.

Lo tomo mientras frunzo el ceño. Mis ojos se abren al identificar lo que contiene el frasco. - ¿Es tu sangre?

Aiden me mira serio. - Sanara tus heridas. Por favor, bébelo.

Sin muchas ganas lo bebo, el olor extraño llega a mí y provoca que quiera vomitar, el sabor es extraño y algo fría para mi sorpresa.

- Con eso será suficiente. - dice mientras observa la entrada el aeropuerto.

Al llegar pasamos por un lugar distinto, nos dirigimos directamente a donde se encuentran los aviones del aeropuerto, el auto se detiene frente a un jet, miro a Aiden mientras nos dirigimos al jet él solo tiene una gran sonrisa santurrona en su rostro.

- Un jet privado, ¿enserio? - pensé que íbamos en un viaje comercial como las personas normales, claro está, me equivoqué.

- ¿Tienes idea de cuánto dinero tengo, pequeña Emma?

- Presumido. - susurré, con tremendo vejestorio es obvio que tenía dinero, pero no tanto como para darse el lujo de un jet privado.

- Te escuche, cariño.

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El jet había despegado aproximadamente hace como una hora y estaba resultando realmente incómodo para mí, Aiden no despegaba su mirada de mí, intentaba no prestar atención, pero me era imposible, el peso de su mirada era demasiada.

Decidí dirigirme a la habitación que se encontraba al fondo y dormir un poco, eran casi las cinco treinta de la mañana y tenía un sueño terrible.

Me acosté acomodando mi almohada de una manera cómoda para mí y cerré los ojos, miles de imágenes pasaron por mi cabeza en ese momento, no quiera eso, quería dormir no recordar esos horribles sueños.

Abrí mis ojos asustada, sentía como mi muñeca ardía en llamas, me senté en la cama y levanté la muñeca, alrededor de la marca se comenzó a ver como mi piel se tornaba rojo, eso solo podía significar una única cosa.

Me pare rápidamente de la cama y salí de la habitación rumbo a donde Aiden se encontraba. Al verlo me asuste, tenía sus codos en sus piernas mientras sus manos ocultaban su rostro.