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Ya no se trata de ser la niña que tenia que elegir de que sabor quería el helado, de elegir un tipo de galleta o otra, o de elegir de en que color saltar esta vez en el paso de cebra.

Ahora se trataba de tomar decisiones, y tal vez no una, ni dos, si no, cien, y a lo mejor, todas de golpes.

Y cuando todo chocó contra ella...ella mareada, no supo que hacer. Y callo.

SuspirosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora