Harry es un buen niño.

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Eran las seis en punto cuando la alarma con motivo del hombre araña sonó. Y lo que normalmente sería un fastidio para todas las personas no lo fue para el pequeño Harry. Era su primer día en la primaria y estaba muy emocionado por ello, a pesar de que iba a extrañar mucho a sus amigos anteriores estaba completamente seguro de que haría muchos más. Su mamita se lo prometió y ella siempre cumplía sus promesas.

Se estaba levantando de la cama cuando su mamá asomo su cabeza por la puerta y una sonrisa enorme con hoyuelos incluidos se formó en el rostro del pequeño al ver la mirada satisfecha de su mamita cuando entro a despertarlo, él amaba cuando lo miraban de esa forma y sabía que obtendría premios. Siempre fue un niño bien portado, comía sus vegetales, hacia sus tareas, iba a la cama temprano, ordenaba sus juguetes. Y a cambio obtenía muchos besos de buenas noches, doble ración de helado con chispas de chocolate, dinero que su abuelo le daba a escondidas de su mamá para comprar dulces -tal vez eso no era muy bueno- y montones de juguetes. Si, Harry era un niño feliz.

Luego de desayunar su cereal favorito, Anne llevo al pequeño hasta su nueva escuela. El niño hablo todo el camino acerca de lo genial que era estar en la primaria y como eso lo convertía en un niño grande. La pelinegra sonrío cariñosamente, pero sus ojos brillaron con lágrimas no derramadas, su bebé estaba creciendo y en parte eso la entristecía, el tiempo pasaba demasiado rápido. Al llegar estaciono frente a la entrada principal y antes de que Harry bajara su mama repartió besos por todo su rostro, repitiendo mil veces que si algo pasaba la llamara, que la directora tenía su teléfono, el pequeño asintiendo cada una de las veces. Luego salió corriendo hacia su salón, él no quería llegar tarde en su primer día.

Mordisqueo su labio inferior tratando de decidir donde sentarse, él no quería estar muy cerca de la maestra, pero tampoco quería estar demasiado atrás ya que sentía que no iba a ver nada. Suspiro y se sentó en medio del salón. Acomodo sus cosas nuevas en el pupitre esperando a que todos lo demás llegaran, había llegado incluso antes que la maestra, en su mente eso era tan genial.

Estaba terminando de ordenar sus cosas cuando un niño entro al salón. La boca de Harry se abrió en una perfecta "o" y juro que en su corta vida no había visto una persona más hermosa que el niño que se encontraba frente a él mascando chicle ruidosamente buscando un lugar donde sentarse justo como él lo hizo momentos antes. Y antes de que siquiera su cerebro procesara sus acciones, él se había levanto y tomado la mano del niño para que se sentara junto a él. Había decidido que este niño iba a ser su mejor amigo.

- Oh Dios mío, me estas secuestrando... ¡MAMI! - El otro niño chillo en la oreja de Harry haciendo que esta doliera, tenía una voz demasiada aguda, pero aun así a Harry le gusto – No estoy secuestrándote, sólo quiero que te sientes a mi lado -El otro niño se sonrojo furiosamente y asintió. -Me llamo Louis, soy nuevo aquí.

Soy Harry y también soy nuevo -Harry sonrió mientras se sentaba en su pupitre y Louis comenzó a sacar sus cosas dejándolas desordenadas sobre su mesa, el pequeño rizado arrugo su nariz al verlo ya que su mamá le dijo que todo tenía su lugar, sin embargo no iba a decirle nada por ahora, sus antiguos amigos se molestaban cuando Harry les decía que algo no estaba bien. Ellos solían reírse de él y hacer mal las cosas de todos modos, aunque al final Harry siempre tuviera razón y fuera el único que no terminaba regañado. Él no quería que regañaran a Louis, se miraba muy pequeño y frágil, con sus ojos azules brillando y sus manitas entrelazadas en su regazo.

Eres mi nuevo mejor amigo -soltó de repente y el ojiazul lo miro sorprendido, aunque una sonrisa empezaba a formarse en su rostro, él nunca había tenido un mejor amigo antes. Stan solía llamarlo pequeña mierda y Louis se sentía mal, aunque Louis no podía odiar a Stan, su mamá le había contado que el papá de Stan era malo y enseñaba cosas malas a su hijo, sin embargo, el otro chico rechazo cada uno de los intentos de Louis en querer ser su amigo, su mamá lo consolaba diciéndole que al menos lo había intentado, pero para el niño no fue suficiente, ya que su compañero tenia marcas en sus brazos y a veces en el rostro, hasta que un día dejo de llegar a clase. Les dijeron que se había ido al cielo. Louis no era tonto, sabía que el papá de Stan había sido demasiado malo con él y lo había golpeado muy fuerte, a pesar de ser pequeño Louis sabía que los papás deben amar a sus bebés, así que no entendió al papá de Stan, al menos ahora estaba en un lugar donde castigan a la gente mala.

Good BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora