Nuestra Rutina de Cada Día; One shot/ Adralya

Rutina; one-shot

▲ Dicen que en la vida todos tenemos un secreto inconfesable, un arrepentimiento irreversible, un sueño inalcanzable, y un amor inolvidable, y todo lo anterior; eres tú ▼

Adrien Pov.

Caminaba por la calles con tranquilidad, disfrutando del calor que hacía esa mañana de verano. Varias personas me miraban mientras seguía el paso hasta mi destino siendo observado por un grupo de estudiantes que comenzaba a murmurar y a reírse nerviosamente al pasar por su lado. Sonrío alzando la mano a manera de saludo y seguí mi camino oyendo los gritos que iban perdiendo volumen a medida que avanzaba, llegue hasta una cafetería poco concurrida para esa hora del día. Entro en la cafetería, como hago todos los días, todos los meses,desde hace 2 años; desde aquella vez. Me dirijo a la mesa de siempre, en una esquina, lejos de las miradas curiosas de los demás clientes observando las calles de París, la gente pasando sin preocupación y parejas tomadas de la mano, riendo...disfrutando.  Miro mi reloj una vez mas, solo faltaban diez minutos. Mi nombre es Adrien Agreste, tengo veintitrés años y estoy felizmente casado, sí, casado con una maravillosa mujer...

Alya Pov

Acelero el paso esquivando a la gente como puedo. Miro mi reloj y me sorprendo por la hora que se indicaba, voy a llegar tarde a como no me dé prisa; después de todo los reportes de la gran ciudad no se darían por si solos, y ella sabia mejor que nadie cuanto amaba su trabajo, tanto como el hombre que la enamoro años atrás. Suspiro frustrada por la hora sin poder evitarlo y en un par de minutos ya he llegado a la cafetería. Inhalo para calmar mi pulso acelerado poniendo mi mejor sonrisa y entro al lugar. Recorro con mi mirada el local, buscándole y le veo. Sentado en la mesa de siempre, con su mirada fija en mí y con su sonrisa de galán esperando,aveces siendo un tanto arrogante desde sus propuestas de trabajo en la televisión . Me dirijo hasta él hasta llegar frente suyo y saludarlo como cada mañana y tomando lugar en la mesa. Mi nombre es Alya Césaire, tengo veintidós años y estoy comprometida con el mejor hombre que pueda existir...

Adrien Pov

La veo entrar a la cafetería con una sonrisa adornando su rostro. Recorre con su mirada por el local, buscándome, y me encuentra antes de darse cuenta que la había seguido con la mirada; ella sonrio divertido, descubriendo mi tarea y veo como se dirige hacia aquí.

-Buenos días hermoso modelo Agreste- saluda ella de manera sarcástica pero juguetona  después de sentarse en el asiento frente al mío con su habitual saludo.

-Buenos días Alya -respondo sin dejar de mirarla ni un segundo. Preciosa era una de las pocas palabras para describirla; su pelo castaño resaltaba su morena piel, sus ojos miel que parecian tener vida propia me volvían loco haciendo imposible desviar la mirada de ella. Llevaba una blusa de color blanco y cuello negro, no muy ceñida y una falda larga café pegada a sus caderas como si fuera una segunda piel y unas balerinas de color negro complementaban su atuendo. Sin dejar de sonreír levanté mi mano listos para ordenar, una camarera se acercó a tomar nuestro pedido dirigiéndose hacia mí.

-Buenas Tardes, seré quien los atienda el día de hoy ¿Qué desea ordenar? – preguntó la chica con un tono coqueto, no fue necesario verla para sentir su mirada sobre mi, devorándome con la mirada sin fijarse siquiera en mi acompañante, suspire pesadamente, siempre repitiendo la misma historia, me giré hacia Alya chocando nuestras miradas, me quede embobado en la sonrisa que adornaba su rostro, y entonces habló

-Un café con leche y un café muy cargado– respondió Alya por mí cogiendo mi mano que estaba encima de la mesa y fulminando a la camarera con la mirada de sus bellos ojos almendrados dejando en claro que era de su propiedad, y vaya que lo era.