La última lágrima

1.4K 176 52
                                    

El castaño miraba con poco interés la obra que se molestaban en interpretar las personas en la tarima, desde el palco dejaba que sus ojos vagaran por el recinto examinando a las personas que estaban a su alrededor sonriendo o, en su defecto, con ojos cansados. Miró de reojo a su esposo que se hallaba a su lado con aspecto implacable y mirada severa, no parecía muy interesado por la obra. Sus cabellos negros caían sobre sus ojos de una manera seductora e incontenible, la ropa que vestía se ajustaba a su anatomía de una manera perfecta.

Regresó su mirada al frente queriendo concentrarse en aquella obra que desde hacia meses deseaba ver. Le había rogado al mayor que le llevara aprovechando la enfermedad que estaba atravesando, sí, se hallaba enfermo, un resfriado lo había atacado de manera severa y estaba experimentando frecuentes cansancios y agotamientos que le recluían en la cama.

No esperaba enfermarse de aquella manera tan repentina, había permanecido casi dos semanas sin poder levantarse, los doctores no sabían qué le ocurría y simplemente le diagnosticaban píldoras para mitigar los dolores. Lo único bueno de todo aquello, era que Jong Woon pasaba más tiempo junto a él, se quedaba a su lado leyendo un libro o simplemente verificando que se encontrara bien. No era mucho, pero para su corazón era suficiente.

Con delicadeza se puso en pie mirando de reojo a su esposo para ver si llamaba su atención, pero no fue así. Jong Woon simplemente se había preocupado por su enfermedad, no porque realmente lo amara. Las lágrimas se acumularon en sus ojos y tragó duro para no llorar ahí mismo y desmoronarse como temía.

—Voy al baño.

Como supuso no hubo reacción por parte del hombre que lo ignoró como si fuera aire. Sin decir nada salió de allí respirando con dificultad, sintiéndose miserable, estúpido, engañado. ¿En qué momento había permitido que su matrimonio se convirtiera en eso? Allí no había amor, ni nada que se le pareciera. No soportaba ni un segundo más aquel amor unilateral que lo estaba matando lentamente, consumiéndolo sin piedad alguna. Lo odiaba, odiaba sentirse así.

Secó sus lágrimas caminando por los fríos pasillos.

Siete años de casados. 

Al principio todo había sido maravilloso, hacían el amor todos los días, se querían y buscaban con anhelo. Pero poco a poco se fue apagando todo aquello. El mayor empezó a rechazarlo en silencio, las promesas empezaron a desaparecer como el humo y él, sin poder hacer nada, dejó que todo aquello sucediera. Se había cansado de luchar contra el monstruo de la indiferencia. Jong Woon no lo quería, su amor se había marchitado como una flor.

Se detuvo frente a los grandes ventanales que daban paso a la calle. Se sentía cansado, agotado de luchar solo, de estar con un hombre que solamente lo hería y odiaba. Estaba cansado de los rumores de sus aventuras, cansado de no recibir ni una sola palabra de aprecio, una caricia o un pequeño gesto que le ayudara a guardar la esperanza. Lo amaba. Amaba a Jong Woon con la misma intensidad de un adolescente, suspiraba a su paso y lo adoraba cada día.

¿En qué había fallado?

Aceptó el matrimonio a causa de un acuerdo familiar, ambos eran jóvenes ¿quién quería casarse a los dieciocho? Pero amaba a Jong Woon, lo había hecho en secreto durante años y cuando recibió la noticia del matrimonio no pudo sentirse más dichoso de la vida ¡Qué ingenuo era entonces! 

Jong Woon al principio se había mostrado reacio, repelente a la idea de casarse, pero con el tiempo correspondió a aquellos sentimientos y se enamoraron. Se amaban. Jong Woon se lo decía de día, de noche, en cada respirar, en cada detalle, cuando lo besaba y hacía suyo. Ahora sólo quedaban los recuerdos del amor.

La lluvia caía sin cesar, los grandes vidrios eran salpicados con pequeñas gotas que resbalaban dejando un camino de agua ¿podría atravesar la puerta? Quería ser libre. Si huía en ese momento Jong Woon ni siquiera lo notaría, ambos serían libres de abandonar un matrimonio que no tenía rumbo, y decir adiós a un amor que había muerto. Si huía podía rehacer su vida, conocer nuevas personas y dejar atrás el constante dolor.

La última lágrima One shot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora