El amor es un asco.

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Abby:

La lluvia caía sin piedad y los relámpagos alumbraban todas las calles, me bajé del taxi y caminé dentro del aeropuerto, retiré el pasaje que mi madre había sacado y me senté a esperar.

-Ultima llamada a los pasajeros del vuelo A350, con destino a San Francisco, California -dijo la voz de una mujer en los parlantes del aeropuerto, me puse de pie y caminé lo más rápido posible. Me acomodé en el asiento que daba a la ventana, apagué mi teléfono y cerré los ojos con fuerza, las lagrimas comenzaron a salir de mi ojos, me cubrí la boca para ahogar un sollozo, nuevamente se me había roto el corazón, había jurado no volver a enamorarme de nadie y de pronto apareció Chase  destrozado el muro que había creado alrededor de mi corazón, cambiando mis ideas, yo no sabía que podía amar tanto después  de que alguien me hizo tanto daño y descubrí que sí, me abracé el estomago mientras lloraba sin poder controlarme.

-¿estas bien? -miré a mi costado y había un hombre, un viejito, morocho, cabello emblanquecido de unos 70 años más o menos. 

-Sí -susurré y me tendió un pañuelo blanco con unas iniciales en él -gracias.

-Por nada -dijo y sonrió amablemente -es bastante difícil dejar a personas queridas -asentí lentamente -¿dejas a tu familia?

-No, de hecho voy de vuelta a casa -dije y sonreí lo más que pude.

-Oh -dijo y quedó unos minutos en silencio - ¿dejas a tus amigos o un novio quizá? 

-Algo así - dije y él señor asintió.

-Me imaginé llorabas de esa forma por chico -dijo y reí sin humor.

-El amor es un asco -admití recordando todo el dolor que había sentido al enamorarme.

-No lo creo, el amor es algo maravilloso.

-Si es algo maravilloso ¿por qué duele entonces?

-El amor no duele, duele la decepción, el engaño, las mentiras, las desilusiones, no el amor -asentí, cuanta razón tenía, ni siquiera sabía su nombre pero ya me agradaba- Te diré una cosa querida, estoy casado hace 45 años con la misma mujer, y no me arrepiento de haberla elegido, teníamos nuestras discusiones como cualquier pareja normal, hubo momentos en que nos alejamos pero nunca renuncié a ella-mis ojos se llenaban de agua- porque sabía que era la correcta, nadie me hacía sentir lo ella me hacía sentir, sabes cuando es tu pareja correcta por que lo sientes aquí -señaló su pecho con su dedo indice.

-¿y dónde esta su esposa ahora? -pregunté.

-Ha fallecido hace un año -dijo mirando a la nada, como si la recordara.

-Oh, lo siento tanto, han estado casados tanto tiempo...

-Aún lo estamos -me interrumpió -Aún estamos casados, solo que estamos en diferentes lugares. 

-Sí -dije y sonreí ante su creencia.

-Por favor pónganse los cinturones de seguridad y apaguen los teléfonos, saldremos en unos minutos -dijo la azafata, y ajusté mi cinturón.

-Sí el destino los quiere juntos, no hay nada que impida su relación -dijo aquel hombre tan sabio, asentí y miré la ventana, por un segundo la idea de bajarme del avión e ir tras Chase pasó por mi cabeza, pero no era lo suficientemente valiente como para hacerlo, el avión despegó y me fui, aún sabiendo que él era lo único que yo quería.

Chase: 

Bajé de mi coche, y corrí dentro del aeropuerto, esquivé a varias personas que andaban caminando y salté sobre varias maletas que estaban en el suelo, subí las escaleras so más rápido posible, saqué mi teléfono de mi bolsillo y marqué su número, ni siquiera sonó y me dio inmediatamente buzón, seguí corriendo rezando poder alcanzarla, cuando me detuve frente una pantalla "vuelo A350 con destino a San Francisco, California: 3 minutos de partida" 

Bajé de mi coche, y corrí dentro del aeropuerto, esquivé a varias personas que andaban caminando y salté sobre varias maletas que estaban en el suelo, subí las escaleras so más rápido posible, saqué mi teléfono de mi bolsillo y marqué su número, n...

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Caminé lentamente hasta mi auto y me senté en borde de la acera, la lluvia caía cada vez más fuerte, estaba completamente empapado, mi vida había dado un giro de 360°, ya no tenía más a Abby en mi vida, había dejado las peleas, había perdido a Sam, Bree tendría un hijo en unos meses, toda mi vida había cambiado, yo había cambiado.

Llegué a la casa y me encerré en mi cuarto, ya no estaba todo tirado, supuse que Bree había levantado los cuadros del piso y limpiado los vidrios, me acosté en el colchón sin sabanas y me quedé ahí pensado en su sonrisa, su pelo, su boca, su aroma, ella en sí.   

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Por favor no me matennn, se que es muy corto pero no he tenido tiempo por cosas de la escuela, espero que les guste. Un beso mis pequeños\as lectores\as.





¡Te declaro la guerra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora