Smoke Kiss 《Jikook》#KpopAwards2017

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Por la mañana, me desperté temprano y me dí una larga ducha, me eché más jabón de lo que me echaba normalmente y me puse mi mejor colonia, tenía que estar presentable al ver a Jimin después de tanto tiempo, y conocer a su madre, por supuesto.

Me vestí con parsimonia, cuidando cada detalle. Me acicalé por última vez y me puse el abrigo.

La dirección que la señora Park me había mandado estaba más lejos de lo que yo pensaba que estaría. Conducía despacio, no tenía prisa, sabía que a Jimin no le importaría, y su madre no me había citado a ninguna hora en concreto.

Último desvío a la derecha, y ahí estaba. Era una casa agradable, ni grande ni pequeña. Sin embargo no podía decirse lo mismo del césped. Estaba descuidado, lleno de malas hierbas, a judgar por su longitud se diría que llevaban unos 2 meses sin cortarlo.

Aparqué el coche y cerré la puerta suavemente. Llamé a la entrada de la casa dando tres golpes con mis nudillos. Minutos después, una mujer vestida de negro abrió la puerta.

Su rostro era bastante similar al de su hijo, y de haber sonreído, hubiese tenido seguramente aquella sonrisa que atrapaba a cualquiera.

—Buenos días señora Park.

—Buenos días, Jungkook.

Me hizo un gesto con la mano indicando que me adentrase al interior de la casa.

La señora Park me guió hasta un saloncito con una mesa con dos tazas de café humeante.

—Muchas gracias por recibirme señora Park.

Ésta hizo una especie de gesto negativo con la cabeza.

—Eres el único que ha preguntado por él, Jimin no tenía amigos, eras su único...amigo. No tienes por qué darme las gracias.

—Entiendo...-Di un sorbo a mi café y ambos permanecimos unos minutos en silencio. La señora Park me observaba inmóvil.

—Tienes un rostro hermoso.

—No más que su hijo, señora Park, pero gracias por el halago.

Otro silencio.

—Le hiciste feliz, ¿sabes? Probablemente él no te lo dijese, pero le ayudaste a ser feliz.

—Él tambien me hace feliz. Cada día me hace feliz ver la servilleta que escribió con su nombre.

La señora Park no contestó. Se terminó su café, y sin previo aviso, se levantó y despareció por un pasillo.

Poco después resurgió, llevaba una nota en la mano. Me la tendió.

Hice una pequeña reverencia antes de cogerla y guardarla.

—Primero cuénteme por qué decidió marcharse de aquí, por favor.