Prólogo.

34 8 1
                                    

Las últimas tres noches habían parecido siglos. Mi columna dolía por la incómoda posición en la que había dormido, y mis ojos ardían por tantas lágrimas; mi cabeza parecía querer estallar en cualquier momento y el peso en mis hombros me estaba matando, pero nada se comparaba con el dolor que mi corazón sentía.

Todo esto pasó por mi culpa, sí me hubiese quedado con ella a lo mejor Reagan no estaría pasando por este momento.

Siempre termino arruinándolo todo.

Sentí una horrible opresión en mi pecho. Verla ahí, acostada en esa incómoda camilla casi sin vida, me quitaba la respiración y mi pecho dolía como si fuera apuñalado millones de veces. Mis puños se apretaron en torno a las sábanas de la camilla, sentía que nos habíamos fallado mutuamente.

Pero estaba completamente seguro de que la razón por la que Reagan haya roto nuestra promesa era mi culpa, por haberla abandonado cuando ella me necesitaba. Haber estado ausente durante ese tiempo había hecho que me diera cuenta de que nosotros nos necesitábamos más de lo que yo creía y podía imaginar. Ella había estado sola, sin nadie que pudiera ayudarla, decirle que todo estaría bien; sin mí.

De mis ojos comenzaron a salir lagrimas de furia. Mis puños se apretaron más y los nudillos se pusieron blancos. Lloré aún más fuerte.

Le dije que buscaría al doctor y corrí fuera de la habitación. Cuando llegué gritando al hombre un grupo de enfermeras se apresuraron a la habitación, intenté seguirlas pero me lo impidieron, pero tampoco hice el intento de insistir. Me quedé allí, parado en el medio del pasillo vacío.

No reaccioné hasta luego de varios minutos. La furia volvió acompañada de una tristeza desgarradora. Mala combinación. Sentí el impulso de descargar los sentimientos acumulados y comencé a golpear las paredes. Pateé las sillas que se encontraban contra la pared y comencé a romper láminas y folletos pegados en la misma; golpeaba todo aquello que se encontraba en mi camino. De repente sentí unos brazos tironeándome con una fuerza mayor a la mía, deteniendo mi ataque de furia el hombre de seguridad empezó a soltar insultos por lo bajo mientras me arrastraba hacia la salida.

Esto es tu culpa, egoísta. ¿Acaso no pudiste detenerte a pensar en ella ni medio segundo?

"Vuelve cuando te calmes, aquí no puedes armar tanto escándalo" logré entender cuando ya me encontraba frente a las puertas y me dio un empujón hacia estas. No me quejé ni tampoco pronuncié palabra alguna, sólo caminé hacia mi auto dispuesto a volver a casa.

Cerré la puerta de un portazo y el silencio del lugar solo empeoró las cosas. Los pensamientos. los recuerdos y el dolor volvieron como fantasmas dispuestos a perseguirme. Solté un par de lágrimas traicioneras.

¿Qué haría ahora que nuestra promesa estaba rota?

"No" murmuré en la oscuridad. "No" repetí nuevamente. No estaba dispuesto a llorar otra noche más, no estaba dispuesto a pensar en ella hasta el cansancio una vez más. Quería olvidar todo.

Caminé hacia mi habitación y encendí mi consola de juegos.

Lo siento, amor, pero ya no quiero pensar en ti.

PRÓXIMAMENTE - OCTUBRE 2016.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 08, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Loving Her ║ Caleb's View.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora