Tan sólo bastaba hacer ese cruce de miradas para caer uno por el otro.
Sentarnos y estar frente a frente como si fuéramos los únicos en esa noche, que nuestras miradas hablen por si sola.
Hacer de frente y estar a mi lado.
Buscando nuestras risas y dulzura en una noche estrellada.
Caminar y sentir tus manos en las mías..
Tus ojos clavados en los míos reflejandome seguridad en tu tímida sonrisa.
Bailar juntos como si nos conociéramos de por vida.
Ese cosquilleo y nerviosismo de quien va dar el primer paso para romper ese sello.
Un beso que no fue cualquiera, sino llevadero, duradero y significativo.
Apollarme en tu pecho y sentir tus dedos jugando con mi cabello.
Reírnos a carcajadas acompañandome a mi lugar.
Una despedida que se hizo larga...
No quería dejarte reír..
Mirarse por horas a los ojos, sin saber como despedirse.
El mejor beso de despedida..
No, no quería dejarte ir mis ojos me lo pedían a gritos.
Entre, me gire y vi que te giraste y fue un adiós con las palmas de tus manos. Y mi mirada y sonrisa fingida pidiendo a gritos que no te vayas..
Una noche que te puede hacer volar..
Una noche que te hace amar lo inesperado.
Esas noches que sabes que no volveran.