Capítulo 3: "Carreras":

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PoV Aiden:

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PoV Aiden:

No me moveré ni un centímetro. Es mi vida maldita sea
- Vamos Aiden, ya eres grande. No es momento de hacer rabietas de niño pequeño- mi padre suspira y dejo caer mi cabeza sobre el cómodo sillón
- No es justo- me quejo
- Hijo, no es algo menor... la policía te trajo hasta la puerta de la casa y si tu padre no fuera un hombre tan influyente tu estarías aún en la estación de policía - me recrimina mi madre
- No es para tanto - soplo el cabello caído en mi rostro
- ¡¿Qué no es para tanto?!. ¡Aiden, te atraparon corriendo en carreras ilegales 18 veces este mes!-. Fue un mes sin vigía... mal momento para correr.
Mis padres se cruzan de brazos y me miran
- Quiero tus lleves- mi madre extiende su brazo y abre la mano
- ¿¿Mis que??- ok... ya tenían mi especial atención
- Tus llaves Aiden- insiste mi madre
- Es una moto muy costosa hijo- añade mi madre. Mi hermosa moto...mi preciada kawasaki ninja negra... es mi vida.
Mis padres estaban muy firmes. Les entrego las llaves de mala gana y subo a mi cuarto
- ¡¡Esto no se quedará así, las voy a recuperar!!- digo en voz alta tras cerrar la puerta causando un gran estruendo.

Por pura rebeldía no bajé a cenar y pedí un servicio especial que llegó directo a mi cuarto por la ventana
- Gracias por apoyar mi huelga falsa- le agradezco a mi amigo Diago
- Es un placer amigo, amo la pizza- sonríe y pone nuestra cena sobre el escritorio.
Me examina con la mirada
- ¿Y por qué el acto de rebeldía esta vez?- pregunta llevando a su boca un trozo de pizza
- Me quitaron las llaves de mi moto- me quejo. Diago hace una pausa y vuelve a masticar
- Esto es grave... tus padres deben estar muy desesperados- ya lo sabía
- Esto no se quedará así, voy a recuperarlas- prometo.

Esa misma noche después de que mis padres ya se habían dormido me escabullí en su cuarto. Ellos dormían muy tranquilamente. Por poco me rompo el cuello cuando me llevo por delante el maletín de mi padre
- Maldito maletín- gruño. ¿Dónde demonios estarían mi preciadas llaves?.
Hasta que se me encendió la lamparita... la mesita de noche de mi madre.
Abro el cajón con precisión de neurocirujano y ahí estaban. Las tomo y me voy por donde llegué. Soy un maldito genio.



Me suena el despertador y abro los ojos con pereza.
Escondo las llaves en mi bolsillo y bajo despreocupado. Desayuno normal
- Hijo...- mi madre me mira y esto me huele mal
- Buena suerte el tu primer día- y el alma me vuelve al cuerpo.

Diago y Max vienen por mi y aprovecho que mis padres ya no están para sacar la moto
- Eres un maldito genio- me alaga Diago
- Vamos chicos, en esa escuela debe estar lleno de chicas muy sexys- dice Max. Buen punto amigo.

En mi primer día me quedo sorprendido, nunca había visto tantas chicas tan ardientes. Especialmente una sexy pelirroja
- Note que tienes una Ducati, linda máquina- comento y ella sonríe
- Y tu una Kawasaki- añade ella... sabe de motos, interesante
- Te e visto en las carreras, eres bueno- comenta y eso me saca de lugar, no recuerdo haberla visto alguna vez y una chica como ella no es fácil de olvidar
- ¿Tu has participados de las carreras clandestinas del lado oeste?- le pregunto de la curiosidad que me ha dado
- No siempre, por lo general voy a las del norte de la cuidad- dice como si fuera muy natural para ella.
Esta chica a cada momento me interesa más. Sexy, sabe de motos, corre en carreras... ¿Qué más tienes rojita?.

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