Capítulo 3

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~Es hora de dar el adiós~

La nieve pintaba de color blanco los árboles y suelo, combinando la tranquilidad de las suaves brisas con la sensación de muerte tras la espalda. Las manos de la humana estaban cubiertas de polvo y estaría de más decir que su ropa se encontraba en las mismas condiciones.
El silencio reinaba a estas alturas, y el único ruido eran las pisadas del andar de ____. Ya habían pasado varias horas y por alguna razón, los puzles que dejó Papyrus ya estaban resueltos, por esto llegó rápidamente a un pequeño pueblo que se veía acogedor y pintoresco, pero... no había nadie.
A un lado del camino se encontraba un cartel en el que decía "Bienvenido a Swondin".

—Como que está un poco solitario aquí —murmuró la chica prestando atención a cada mínimo detalle.

De seguro tienen miedo.

—¿Miedo a que?

A morir, quizás.

—¿M-morir?

Has matado a todo monstruo que viste, ha de ser algo normal que tengan miedo. ¿O acaso me dirás que no mataste a nadie?

—Bueno, pero...

¿Pero qué?

—Olvídalo.

____ siguió caminando ignorando por completo a los llamados de C la cual no dejaba de quejarse por el hecho de no ser tomada en cuenta, cuando la chica estaba a la mitad de camino se encontró con un niño rubio que estaba parado a un lado de un árbol donde habían un par de regalos, él vestía una polera amarilla con rayas anaranjadas de manga larga, además llevaba puesto un pantalón café.

—Oye niño, ¿Por qué estás solo? —preguntó ____.

—No lo sé, de repente todos se fueron de la ciudad, temerosos de lo que pudiese ocurrir. ¡Ja! Que idiotas ¿Acaso no saben que Undyne está aquí para protegernos? —exclamó.

—¿Undyne?

—¡Sí, esa misma! —una sonrisa triunfante invadió el rostro del rubio.

Agh, ya vamos, esto es una pérdida de tiempo.

Inconscientemente, la humana obedeció, no hizo falta repetirlo dos veces, cosa que sorprendió a C, esta no pudo esconder la traviesa sonrisa que se escapaba de sus labios.
Finalmente llegaron a un lugar más frío que los otros, la neblina cubría los ojos de ____ impidiéndole ver con claridad, pero una voz aguda le hizo detenerse enseguida.

—¡Alto ahí, humana! —gritó el de mayor estatura.

—¿Papyrus? —preguntó con la voz temblorosa— ¿Eres tú?

—Así es ¡Soy yo, el gran Papyrus! Y tengo unas cosas que decirte...

¿Podríamos hacer esto más rápido? Ya mátalo de una vez.

—La manera en la que arrastras los pies de un lugar a otro, y la forma en que tus manos están siempre cubiertas de polvo. Siento... como si algo peligroso estuviese sucediendo...

¿Sabes qué es lo que escuché? Bla, bla, bla.

—Sin embargo, veo un gran potencial en ti y pienso que todo el mundo puede ser una gran persona si lo intenta. Y yo apenas tengo que intentarlo ¡Nye heh heh heh heh heh!

Ay sí, osea obvio, nosotras cambiaremos y seremos las mejores personas del mundo mundial y seremos super adorables... ¿Ha de ser una broma, papaya idiota?

Hecha de amor. [SansxLectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora