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Esa mañana era como otra mañana cualquiera en mi pequeña circunferencia, me desperté desganada al oír vagamente la tercera alarma de mi teléfono. El reloj indicaba las 7:10 y solo el camino a la facultad eran 15 minutos por lo que debería darme prisa si no quería llegar tarde a la primera clase del día que era..., si, Física. Me incorpore usando las escasas reservas que me quedaban de energía, y sentada en el borde de mi cama me lleve las manos a la cabeza al tiempo en el que mis pies jugueteaban intentando alcanzar mis zapatillas de casa. Y con esa pereza, que arrastraba desde mis 3 años de carrera en la universidad publica de Idaho, fue con la que me dirigí a la cocina con el único fin de engullir un puñado de gofres con cereales y una taza (cuanto mas grande mejor) de café cargado. Después de cumplir este propósito seguí 'El curso de las mañanas de Kaicy' y ese itinerario no varia demasiado respecto al de cualquier veinteañero universitario: Levantarse, Comer, vestirse y salir. Y lo siguiente era ponerse los primeros vaqueros desgastados que encontrara en el montón superficial de ropa usada que no dejaba ver el fondo de mi armario, bueno, lo mismo cuando ordene encuentro Narnia.
Después de embutirme en los pantalones apretados y la camiseta magenta que cortaba la circulación agarre el portátil y empece a leer 'Un universo sin rincones', en realidad hablaba sobre el universo en términos espaciales, cosa con la que no estoy de acuerdo porque yo veo el universo como algo muy distinto mas allá de la materia, ni siquiera me atraía la idea del espacio, veía la ciencia de un modo distinto, de un modo mas filosófico y simple al que presentaban en la universidad, pero no podía quejarme a fin de cuentas había conseguido entrar en un programa bastante prestigioso dentro del ámbito científico.
El ultimo punto era coger la cartera y salir por la puerta de aquel viejo apartamento en el segundo piso, sin duda esa era mi parte favorita del día, cuando dejaba atrás aquel asqueroso cuadrilátero que olía a mugre y polvo. Baje a prisa las escaleras puesto que la comunidad de vecinos se había negado a poner un ascensor como yo había reclamado aunque también había que decir que la junta estaba formada por un puñado de sub normales pasando la crisis de los cuarenta. La calle de Red Hill Trai estaba bastante cuidada, y la verdad esq tenia bastante suerte de haber conseguido apartamento en un lugar relativamente cerca del campus. Mientras caminaba hacia lo de siempre, darme cuenta de que es triste hacer lo de siempre.

Entre las nubes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora