Enamorando al Amor.

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Narrador omnisciente.

Magnolia, 24 de diciembre. 2086

   La nieve cae con fuerza como muestra del intenso invierno que envuelve las casas de Magnolia y de las castas de los techos se aprecia cómo largas nubes de humo sobresalen con tranquilidad dando a entender que están trabajando para mantener la calidez que todo hogar requiere. Pero en cierto hogar, cierta familia se mantiene callada escuchando con atención uno de los relatos de su anciana abuela en los que revivía su adolescencia en la preparatoria.

   Todos se encontraban maravillados con las experiencias que la mayor de los Heartfilia narraba, no había nadie que quisiera perderse de sus sabios consejos a bases de historias. Y justamente hoy, le estaba contando a todas sus jóvenes nietas que el primer amor no siempre era el indicado, les estaba contando la historia de su primer amor y que hasta ahora, lo clasificaba como el más sincero que había tenido.

   No importaba que todos sus hijos se encontrasen presenciando cómo su madre hablaba corazones de aquel chico, ella no omitía nada en cuanto a lo que había sentido por él.

   Ella en verdad lo había amado.

—Entonces... —Levy, una de sus nietas, fue la primera en levantar la mano para llamar la atención de su abuela—. ¿Simplemente se fue? —preguntó con notable decepción en su voz. Para los quince años que tenía, había comprendido perfectamente la situación que había envuelto a su vieja abuela y al joven en la preparatoria. Ella añoraba saber la razón por la que un amor tan hermoso, como Lucy lo describia, se había extinguido.

—Sí. —respondió Lucy y le clavó sus cansados ojos caoba para centrar su atención en su joven nieta—. Se fue dos días después del baile de fin de curso.

—¿Nunca volvieron a hablarse? —preguntó Lissana, otra de sus nietas que con suerte ya pisaba los dieciocho años, estaba viviendo en la misma etapa en la que su abuela se encontraba cuando Natsu la exploró.

—Nunca. —resopló la Heartfilia y después rió con una agradable carcajada oxidada, le dolía la garganta pero no podía evitar reír ante eso—. Cuando se fue al Reino Unido literalmente dejó todo atrás. Cambio de número y eliminó algunas redes sociales que en aquel entonces alentaban a los adolescentes, estudió en una gran universidad y aunque sabía que más de una vez había regresado a Magnolia, le evitaba. El tío Sting lo veía cuando venía a la ciudad, salían como amigos a cada bar de los alrededores y aunque suene estúpido, nunca me animé a verlo. Le preguntaba a mi hermano lo que sabía de él cada que se encontraban y él no hacía más que responderme que seguía olvidándome, odiaba que me lo dijera, odiaba que Natsu siguiera sintiendo algo por mi cuando había sido él quien decidió acabar con lo que estábamos cosechando. Me buscó muchas veces, pero Sting siempre lo detenía antes de que rompiera la puerta para entrar con la mentira de que tenía un novio y era feliz. Fui estúpida, estaba resentida con él. —se perdió la débil rubia a medio camino en la nieve que cada vez parecía caer con más intensidad por la ventana.

—¿Tanto lo amabas, madre? —preguntó esta vez, con cierto tono de miedo Mirajane, la hija menor de Lucy. Parecía querer pedir permiso a adentrarse a sus emociones.

—Demasiado. —contestó mirando cada par de ojos que la halagaban como si fuera un ser maravilloso y curioso—. Lo veía de lejos antes de que me hablara, me gustaba desde la primera cita que había hecho a sus espaldas, pero al final de todo lo terminé amando, no supe desde cuándo pero sabía que lo amaba...

—¿Qué hiciste después de que se fuera? —la interrumpió su nieto Romeo, mirando ansioso a Lucy mientras recibía una serie de quejas por parte de la numerosa familia que deseaba seguir escuchando cómo la Heartfilia volvía a ser joven con esta nueva historia que se tenía muy escondida para la mayoría.

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