[Magi] Destino Inoportuno (OC)

IV. El Príncipe Marcado

Una vez más esos sueños seguían ahí, como un viento imparable, que arrasaba con todo a su paso, todo eso... Sueños que le son casi un desafío interpretar, todo es tan confuso. ¿Qué son esas aves? Apenas y se logran distinguir, ¿Quiénes son esas personas? ¿Es una guerra? Todo es tan borroso pero lo poco visto era más que evidente; un conflicto, ¿qué significaba? ¿acaso era algún suceso que no podría evitar verse envuelta...?

Ya amaneció, los rayos del sol entraban a través de la humilde habitación que Ghaia había rentado a cambio del dinero que esas tres amables mujeres le dieron; pasaron dos semanas desde aquél entonces. Para su ventaja, Sindria no podía intervenir con asuntos de Kou, por lo que no se sabía que era una fugitiva, aunque todo eso no la despertó, no la preocupaba. Lo que en verdad le asustó y la hizo levantarse de golpe fueron los golpes en su puerta, parecía ser que el tiempo en su estancia había terminado, ya no tenía para pagarlo y conseguir un empleo era algo casi imposible, con todo eso del esclavismo y comercio de armas no tenía muchas oportunidades.
Se levantó y se puso sus zapatos con forma de botas, unas ropas parecidas a las que se le obsequió y de nuevo cubrio su ojo rojo, dejando a la vista el izquierdo que era color lavanda, a veces llamaba la atención, sabía que aun estando en Kou no pasaría nada bueno si la llegaran a descubrir. Tomaba una bolsa que se colgaba a su costado colocando las pocas cosas con las que aún contaba y guardando por último sus armas, de una manera muy discreta perfectamente desapercibida. Ordenó la habitación como se la habían entregado, saliendo, bajando las escaleras, encontrándose con el dueño, éste tenía un aspecto gruñón pero de buen carácter, sin embargo firme en lo que hacía; ella agradeció su estancia y el señor se disculpó por ya no poder tenerla, pero los negocios eran negocios, alguien ya pagó por quedarse ahí, Ghaia se despidió y salió a ver cómo seguir avanzando en su cometido.

Hacía algo de calor, la tarde era un poco sofocante, no tenía a donde ir o cómo salir de Kou ahora... Ni siquiera sabía cómo empezar con los sueños que tenía, ni a dónde ir primero... A parte de que todo pudo haber cambiado en todos esos años, era como un terreno desconocido para ella. Todo eso la hizo querer sentarse un rato, sobre una pequeña barda, bajo la sombra, suspirando de cansancio ya que a pesar de no haber caminado mucho el calor hacía que uno se deshidratara más a prisa, todo se había complicado pero iba a buscar una solución.

- Todo a su respectivo tiempo... Saldré de ésta. No dejaré que mi huída haya sido en vano.- Se repetía esas palabras con la intención de recupera las motivaciones. Limpió su frente con un pañuelo hasta que algo en el cielo llamó su atención, algo preocupante que la inquietó, unas aves... Casi apenas notables, eran casi invisibles, pero con el color del cielo, eran de color... Negras, todas al parecer se centraban a un cierto punto. Ghaia se alarmó y quiso saber qué eran, por lo que se levantó rápidamente y dio un salto por la barda hacía unas plataformas más elevadas, para terminar en el tejado, saltando de uno en uno siguiendo esas aves tan peculiares.

No pasó mucho cuando tras saltar unos muros gigantescos junto con una puerta, terminó aterrizando sobre un jardín y edificaciones que, a diferencia del pueblo, eran hermosas y detalladas, hechas con materiales raros, supuso ella. No tardó demasiado cuando al darse cuenta se sobresaltó; había entrado al palacio de Kou.

Quiso ir en busca de una salida, pero los nervios no la dejaron pensar con destreza como solía hacerlo siempre, no quería volverse enemiga de Kou ahora, terminaría siendo "la más buscada del mundo", por momentos le pareció interesante, pero... ¿que estaba haciendo? Pensando en cosas como esa en tiempos como éste, pensó en salir justo como entró, aunque una voz escandalosa la asustó, un guardia, estaba en problemas...