Ella debería amarse

Ella se odiaba.

Ella odiaba su rostro; su cara redonda y ruborizada, odiaba sus ojos pequeños y oscuros, odiaba sus labios secos.   

Ella odiaba su cabello; odiaba su textura áspera, odiaba su color, odiaba su largo y sus rizos mal formados.

Ella odiaba su contexura; odiaba su altura, odiaba su físico ancho, odiaba su forma gruesa.

Ella odiaba su estilo; odiaba sus ropas infantiles, odiaba no poder combinar bien sus prendas, odiaba no saber maquillarse como las demás.

Ella odiaba su cuerpo; odiaba su abdomen sobresaliente, odiaba sus piernas gruesas, odiaba sus manos pálidas.

Pero principalmente, ella se odiaba como persona; odiaba su comportamiento ridículo, odiaba su personalidad introvertida, odiaba su falta de carácter.

Ella se odiaba. Se consideraba fea y tonta. 
                                       
Pero ella no sabía, que lo que los demás decían de ella era falso.

Ella no sabía que el estereotipo de belleza que imponen las revistas, la televisión y la moda, son una farsa, que lo que realmente importa es el interior del ser humano y no su físico.

Ella no sabía que las demás chicas se burlaban de ella porque la envidiaban. Sabían que nunca serían como ella, entonces, solo querían opacarla.

Ella no sabía que los chicos que se reían de ella, lo hacían porque, sabían que jamás tendrían una chica tan fantástica como ella.
      
Porque su rostro era hermoso; sus facciones eran delicadas y tiernas, sus ojos eran brillantes y sus labios lindos y suaves.  

Porque su cabello era hermoso; tenía una textura sedosa, su color iba perfectamente con su rostro, el largo le convenía y sus rizos eran envidiables.

Porque su contextura era hermosa; su alto la privilegiaba, su físico y su forma la complementaban, no eran un problema.

Porque su estilo era hermoso; sus ropas eran impecables y las combinaba de una manera adorable, tenía un exelente gusto, y en cuanto a maquillaje ¿Acaso era necesario? Claro que no, ella era preciosa así, natural. 

Porque su cuerpo era hermoso; su figura era perfecta tal y como estaba, no necesitaba cambios para encajar, su único problema al verse a un espejo, era ver a la chica que decían que era y no a la verdadera.    

Pero, lo más destacable de ella era su personalidad; porque era una chica respetuosa, de sentimentos dulces, su timidez era parte de su forma de ser, como la de cada quien, pero no era un impedimento; y su carácter era maduro aunque a veces infantil, después de todo ¿Para qué ella querría ser una adulta prematura?

Ella debería amarse. Ella es linda y genial.

Pero ella no lo sabe, no sabe lo magnífica que es, pero debería, entonces ¿Le ayudamos? ¡Claro! Ella necesita saberlo y no acomplejarse más.

Entonces ella lo supo y, aunque le fue difícil, aprendió a valorarse.

Ahora ella no se importa con la opinión de esas chicas.

Ahora ella ignora la risa de aquellos chicos.

Porque ella a aprendido a amarse, ¿Y sabes que es mejor aún? Ahora que ella a dejado de importarse con la opinión de los demás, las críticas y risas han cesado, ya no les provocan gracia, porque a ella ya no le influyen.

Es claro, nunca falta la persona que piensa que es mejor que el resto y, lanza algún comentario hiriente, pero a ella le da igual, porque aprendió que nunca faltaran personas que ya no tienen algo que hacer con su propia vida y buscan dañar la de otros.

Ahora ella se valora tal y como es, no se deja llevar por estereotipos, ni por comentarios mal intencionados, ahora ella aprendió a disfrutar cada instante de su vida, a apreciar a su familia, a sus amigos y hasta sus mascotas. Ahora que no deja que una burla le afecte, se preocupa de cosas mejores, ha desarrollado sus talentos, a encontrado nuevas pasiones, su forma de ver la vida ha cambiado, comenzó a disfrutar.

Porque ahora ella es feliz, ahora es libre, ahora está completa.

Porque ahora ella se ama.