Cuida de Luffy.

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Por esa selva caminaba un rubio aturdido.

Sus ojos contaban la angustia que sentía, sus pasos estaban llenos de desesperación y su respiración casi le faltaba. Morirse no sería mala idea.

Muchos pensamientos surcaban por su mente:

>>¿Qué es esto?<<

>>No, no. Es una simple pesadilla.<<

>>Pronto despertaré, si.<<

>>¿Por qué estoy así?<<

>>Es muy confuso.<<


Comenzaba la camisa a apretarle, hacía calor, y la gotas de sudo bajaban por su frente. Cerró los ojos, intentando recordar lo que le afectaba, pero parecía estar en la nada, su mente era atacada cruelmente pero no sabía porqué. Haciéndole sentir culpa, haciéndole sentir...débil. Inútil y ajeno a todo a su alrededor. Sin poder consigo mismo golpeó un árbol destrozándolo al segundo gracias a su Akuma No Mi. Miró sus manos en llamas recordando al anterior usuario, sus ojos no aguantaban más la presión.

—Ace..hermano.— le llamó inútilmente, se arrodilló aún sin dejar de observar sus manos.

Cerró los ojos y tragó saliva.

—¡Sabo, Sabo!— la voz del pequeñín Ace le pareció escuchar, se giró a ver si era él pero sólo había más fauna.—¡Sabo!— le llamó de nuevo, miró a su alrededor, pero nada.—Sabo, eres un bobo.

Su vista se colocó a un árbol, y ahí estaba. El chiquitín con una sonrisa, su cuerpo se recostaba en la madera y una rama lo sostenía. Sabo no sabía qué hacer o decir.

—¿Qué te pasó? ¿Te comió la lengua el gato? Vamos, ven y demuéstrame de lo que estás hecho. Y espero que no sea de un noble mimado.— de un salto bajó de allí, lo observó de abajo a arriba y se posicionó listo para pelear.

—A-Ace...— se acercó temeroso y maravillado, el contrario frunció el ceño y le dio una golpiza.

—No seas marica.— suspiró, se echó a andar mientras el rubio lo miraba con atención.—Sé lo que pasa.

Caminó detrás de un roble y al salir por el otro extremo, se había convertido en el joven Ace que no pudo admirar.

—Te afecta que esté aquí.

—A-Al contrario, que no estés.— le corrigió con un nudo en la garganta.

—Entiendo...— dio pasos acelerados y decididos hacia Sabo, aquel no sabía cómo moverse, se paralizó en ese piso.

Ace alzó su mano y golpeó en la cara al rubio, éste quedó sorprendido ante la acción del pelinegro, mientras que aquel volvió a pegarle. Cogió a Sabo de la corbata y lo restregó contra el suelo de nuevo, se sentó en su cintura y comenzó a brindarle puñetazos.

—¡No seas ignorante! ¡Sabes lo que pasa! ¡No intentes negar lo que ya sabes!— siguió golpeando injustamente y su hermano sin parar.

—¿Por qué? No lo entiendo.— consiguió decir, todo el tiempo que el pelinegro le daba paliza permanecía con los ojos cerrados, intentando defenderse pero su cuerpo no respondía a las plegarias de su mente. Cuando abrió éstos, vio a Ace adulto, haciéndole sentir peor.

—¡Abre los ojos, imbécil! ¡Sabes bien lo que pasó! ¡Enfréntate a la realidad!— siguió dándole puñetazos mientras Sabo empezaba a llegarle los recuerdos.

¡One-shot, please! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora