No debía. Él lo sabía, pero aun así lo hizo. No podría decir exactamente por qué. Simplemente había algo en ese chico que lo llamaba. Desde que lo vio entrar por la puerta, no pudo apartar sus ojos de él.
En primer lugar Byun BaekHyun no debería estar en un bar en un barrio tan diferente a lo que estaba acostumbrado y que no se adecuaba para nada a su estatus social, más bien al de su familia. Pero ya estaba bastante harto de toda la mierda esa de pijos y repipis y le apetecía vivir por experiencia propia lo que estaba más allá de la zona rica de la cuidad.
Entró en ese bar que era el que le parecía que tenía mejor pinta y donde vio que gente normal y un poco más parecida a él, entraba. Se sorprendió de que en cierta manera no hubiera tanta diferencia con los lugares que a veces visitaba en la zona alta de Seúl. La gente se reunía en las mesas del local bajo la música que puede que estuviera un poco fuerte de más. El olor a tabaco y alcohol fue lo que más le chocó y le tiró un poco para atrás, pero después de un segundo ya se había recobrado.
Las luces en general eran bastante tenues, dejando en una pequeña penumbra algunos rincones del bar. Este efecto era acentuado por el color oscuro de las paredes y el humo que salía de los cigarrillo y porros de algunas personas. En cuanto dio dos pasos dentro, recibió algunas miradas de ojos entrecerrados y solo le tomó otros dos pasos más para entender que sus pintas no pegaban nada con la de los demás, a excepción de un grupo de chicos que estaban sentados en una esquina.
Fue tan inteligente como para venir solo, sin preocuparse por si le podía pasar algo, pero BaekHyun tenía la suficiente confianza en sí mismo como para poder salir de un embrollo si este se presentaba. No por algo sus padres le pagaron clases de hapkido durante casi diez años.
Haciendo caso omiso de las miradas extrañadas de algunos tipos, se dirigió a la barra para encontrarse con otros pares de ojos que lo miraron de igual forma. El camarero estaba limpiado un vaso con un trapo detrás de la barra y lo miró como preguntándose qué hacía un muchacho como él, en un sitio como aquel. BaekHyun pensó que no era para tanto, es decir, se visitó con la ropa menos cara que tenía y aquel local tampoco es que estuviera en la zona más baja de Seúl.
Ignorando de nuevo aquel mirar, pidió un poco de vodka con Coca-cola y el camarero se fue a prepararle la orden con la lentitud de alguien que no confía demasiado en una persona. BaekHyun bufó y se giró para observar el resto del lugar. Había un par de mesas de billar a un lado, todas rodeadas por grupos de cuatro o cinco hombres. Solo un cuarto de las mesas estaban ocupadas y parecía que todos allí tenían un pitillo en una mano y una lata de cerveza en la otra. Se volvió cuando escuchó el sonido del hielo tintinear contra el crital, en la barra.
Pasaron exactamente diez minutos desde que comenzó a beberse su vaso de vodka, lo acabara y pidiera otro, cuando la puerta se volvió a abrir y entro él. Era alto, vestía una chaqueta oscura y pantalones negros rotos por la rodilla. Sus facciones eran muy masculinas y su piel clara hacía destacar su cabello teñido de rojo fuego. BaekHyun no pudo evitar clavar sus ojos en él y seguir con la mirada como el chico caminaba hasta la barra y se paraba a unos cuantos metros de él, apoyándose e inclinándose ligeramente sobre ella a pedir lo que fuera que pidió.
BaekHyun estaba bastante estupefacto porque no estaba acostumbrado a ver chicos como aquel por los lugares que solía frecuentar. Sintió un calor extenderse por su cuerpo a medida que escrutaba al muchacho con los ojos, y bien podía ser a causa del alcohol haciendo efecto, u otra cosa. A pesar de la pesada chaqueta, BaekHyun podía decir que tenía unos brazos fuertes y el pantalón que se le pegaba tan bien a las piernas no hacía más que resaltar que de hecho, estaba tonificado.
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Troublemaker [ChanBaek]
FanfictionByun BaekHyun decidió una noche cambiar de aires y acabó en un bar algo diferente a lo que estaba acostumbrado, y no solo eso, sino que además acabó en la cama con un chico que no conocía de nada y que olía a problemas. Cuán grande es su sorpresa c...